Hace casi dos años, poco después de la aprobación por el Consejo Europeo de los fondos Next Generation EU, decíamos en esta misma columna que, aunque España tenía que gastar lo que fuera necesario para salir de la crisis, “la sensación de que la reforma fiscal ya no corre prisa” era muy peligrosa. Insistíamos entonces en la urgencia de diseñar inmediatamente “una reforma fiscal integral que garantice una senda razonable para las cuentas públicas cuando los flujos de fondos europeos desaparezcan”, y en la necesidad de “asegurar la sostenibilidad de las pensiones” o “revisar las ineficiencias del sistema tributario”. Concluíamos, finalmente, en que era una “cuestión de credibilidad: los mercados deben estar convencidos de que hay una senda de sostenibilidad clara ya pensada y lista para aplicar a medida que se recupere la economía”.
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Reforma laboral: primeras impresiones
Mediaba el 24 de diciembre cuando –en oportuna fecha- recibíamos la fecha del advenimiento del acuerdo entre los agentes sociales y el gobierno sobre la reforma laboral, cerrando así el tortuoso (y rico en retórica y marketing) proceso de negociación, y liberando potencialmente el penúltimo escollo para el siguiente desembolso de fondos UE. Aquí se recogen unas primeras impresiones, basadas en la información que ha publicado la prensa hasta el momento (con todas las cautelas del caso).
Independencia no significa aislamiento
La semana pasada la Oficina de Evaluación Independiente del FMI (IEO, por sus siglas en inglés), celebró una conferencia en conmemoración de su 20 aniversario con una doble mirada, tanto a su evolución tras dos décadas, como sus principales retos de cara al futuro. La IEO ha resultado ser una pieza fundamental en la gobernanza del FMI para impulsar la corrección de su rumbo, aprendiendo de los errores del pasado. La conferencia planteó varios debates de interés que afectan a los evaluadores de las políticas públicas en general, incluyendo: la efectividad de su estructura organizativa para impulsar el cambio, las ventajas comparativas de los distintos tipos de evaluaciones, o los retos que se plantean para la IEO en la próxima década.
La economía política de las pensiones
En las últimas semanas hemos vuelto a tener las pensiones en los titulares de los diarios. Su desequilibrio a medio plazo (también a corto) y las propuestas de reforma desde el gobierno han ocupado buena parte del debate económico en días recientes. Como cualquier otra política pública, las pensiones concitan dos tipos de tareas para el policy maker, nítidamente separadas (aunque confusamente denominadas): la política económica en sentido estricto (la sustancia de la medida propuesta, y su impacto en las variables objetivo) y la llamada “economía política” (cómo afecta la medida a los distintos colectivos y cómo se negocia con ellos para conseguir una combinación razonable de apoyo social y político a la medida por un lado, con el mejor resultado posible en términos de variables objetivo).
En esta entrada repasaremos de manera somera la economía política de las pensiones: los beneficiados y perjudicados por una posible reforma, qué papel juegan en la negociación y qué sesgos tiene el proceso. Como veremos, en términos de su economía política las pensiones son probablemente el problema más complejo al que se puede enfrentar un policy maker en un país desarrollado.
Emitir confianza
En la misma semana la Comisión Europea ha lanzado una primera emisión de bonos Next Generation EU por valor de 20.000 millones de euros con vencimiento a 10 años, que ha tenido una excelente acogida en los mercados (con una demanda siete veces superior), y ha anunciado la aprobación del Plan de Recuperación y Resiliencia de España. Si el Consejo de la UE, como es previsible, aprueba la propuesta de la Comisión, pronto España dispondrá de fondos y podrá comenzar a ejecutar proyectos… y reformas.
Tratar a los ciudadanos como a adultos
Jean-Claude Juncker solía decir, al hablar de reformas estructurales, que los gobernantes saben bien lo que tienen que hacer, pero no cómo hacerlo y luego resultar reelegidos. Esto, por supuesto, es una exageración. Y por partida doble, pues en Economía ni la claridad del objetivo implica necesariamente acertar con el instrumento apropiado ni las reformas estructurales tienen siempre un elevado coste electoral. Como todo en Economía, depende.
La cuarta palanca del Plan de Recuperación
“Dadme una palanca y moveré el mundo”. Probablemente con esa idea se presentó el pasado 13 de abril una versión ampliada del documento “España Puede”, base del Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia español. Dicho Plan, que formalmente sigue pendiente de aprobación definitiva y remisión a Bruselas antes de 30 de abril, consta de “diez políticas palanca que determinan la evolución futura del país”.
A vueltas con los convenios sectoriales (y II)
En la entrada anterior analizamos la cuestión del nivel de negociación de convenios desde el punto de vista económico, y analizamos el particular tipo de convenios sectoriales españoles desde esa óptica. Una aproximación complementaria puede partir de la experiencia en estos últimos nueve años con los convenios de empresa en nuestro país. Repasemos pues algunas críticas a los convenios de empresa en nuestro país y veamos qué evidencia existe sobre su impacto en la realidad económica española.
A vueltas con los convenios sectoriales (I)
La cuestión de los convenios colectivos sectoriales y su posible primacía frente a los de empresa viene siendo elemento importante en el debate político de los últimos años. Esta discusión, con menos impacto mediático quizá que la del salario mínimo, tiene sin embargo una importancia probablemente superior.
Transformar España, sí, pero ¿cómo?
España dispondrá de casi 200.000 millones en los próximos años (150.000 de ellos provenientes del Next Generation EU) para transformar su economía y sentar las bases del crecimiento futuro. Se dice a menudo que esta es una oportunidad única, pero es mucho más que eso: es probablemente nuestra última oportunidad para decidir si España aspira a ser uno de los grandes países europeos o se conforma con quedar relegado a actor secundario durante gran parte de este siglo.