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La encrucijada de la economía china

China creció un 5,2% en 2023. Tras ese buen dato coyuntural se ocultan muchas sombras estructurales y toda una encrucijada económica.

En primer lugar, hay sombras sobre las propias cifras.  Aunque nadie pone en duda que la economía creciera en 2023, impulsada por el consumo tras el fin de la política de Covid-cero, la inversión sigue mostrándose muy débil. La caída de los precios de un 0.3 no ayuda. El sector inmobiliario, tocado tras la crisis de Evergrande, sigue hundiéndose, con caídas continuadas de los precios de la vivienda nueva, de las ventas de inmuebles y de nuevas construcciones. Muchas entidades locales y una parte del sistema financiero han sido arrastrados en esa caída, aunque el gobierno central se resiste a un rescate para no fomentar la irresponsabilidad (una decisión que le puede costar cara). Algunos analistas apuntan a que el crecimiento real podría estar bastante por debajo de ese 5.2% anunciado.

El CETA y las PYMEs: impacto comercial a nivel de empresa

CETA: de las expectativas a la realidad

El Tratado de Libre Comercio (TLC) entre la UE y Canadá (CETA) ha sido un acuerdo comercial muy visible y debatido en Europa. De hecho, sigue debatiéndose, como hemos visto con el reciente voto negativo en el Senado francés. Durante las negociaciones sobre sus posibles efectos, el CETA fue objeto tanto de esperanza (Kirkpatrick et al., 2011) como de crítica, entre otros aspectos, por su posible efecto negativo sobre las pequeñas empresas de la UE (Corporate Europe, 2016). Su impacto y, en general, el impacto de los acuerdos comerciales, ha sido ampliamente analizado. Sin embargo, dada la naturaleza integral de los TLC, sus efectos tienden a ser complejos y difíciles de cuantificar.

Europa se está quedando atrás

A finales de los años 90 del siglo pasado la Unión Europea decidió profundizar su mercado único y al mismo tiempo crear el euro, con considerable éxito. Pero entonces competía con otras potencias y sus empresas se encontraban en la frontera tecnológica. Dos décadas y varias crisis después, las empresas de Estados Unidos lideran la tecnología mundial y las empresas europeas se están quedando atrás, tanto en inversión en capital como en investigación y desarrollo y productividad. Entre 1995 y 2007, el crecimiento del PIB por habitante en Estados Unidos fue muy superior al de la zona euro, y cuando llegó la crisis financiera de 2008 Europa había acumulado una pérdida de productividad del 20%.

Tres motivos para firmar el Acuerdo UE-Mercosur

El pasado 2 de diciembre, en el marco de la COP-28 de Dubai, el presidente francés, Emmanuel Macron, lanzó un mensaje muy negativo sobre la posibilidad de firmar el Acuerdo comercial entre la UE y Mercosur. Según Macron, el acuerdo perjudica “la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático” y “no es bueno para nadie”. Bueno, eso es lo que aparentemente dijo. Lo que realidad estaba diciendo que el acuerdo perjudica a los agricultores franceses y no es bueno para Francia.

El Brexit y los costes de la incertidumbre

Con independencia de cualquier consideración política, no existe ya ninguna duda del importante daño que ha sufrido la economía del Reino Unido como consecuencia del Brexit. El Centre for European Research estima que la salida de la UE ha hecho que el Reino Unido tenga un PIB un 5,5% inferior, un 7% menos de comercio de bienes y un 11% menos de inversión extranjera. Por negar, ya ni Nigel Farage niega el desastre (aunque, por supuesto, le echa la culpa a “los políticos”, como si la cosa no fuera con él).

Reglas fiscales: un debate demasiado estrecho

El debate sobre la reforma de las reglas fiscales sigue abierto, y falta ya poco tiempo para la reactivación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. España y toda la Unión Europea se juegan mucho en esta negociación, que no por importante no deja de ser una parte de un debate de mucho más calado sobre la gobernanza económica de la zona euro.

No hay seguridad económica sin seguridad financiera

Gran parte del debate europeo de los últimos meses ha girado en torno al concepto de “seguridad económica”, un término difícil de definir pero que se ha vinculado fundamentalmente a la capacidad industrial y tecnológica.

La idea fundamental es que la Unión Europea no puede depender en exceso de materias primas o de tecnologías clave para su desarrollo que procedan de países no confiables o que puedan verse sujetas a disrupciones inesperadas.

Bienvenidos a la guerra tecnológica global

En el último artículo explicábamos que la Comisión Europea había propuesto (en parte por convicción, en parte por necesidad) aliarse con Estados Unidos a la hora de controlar las exportaciones e inversiones tecnológicas que supongan un riesgo para la seguridad nacional, en un claro mensaje hacia China. El Consejo Europeo del 30 de junio debatió la denominada Estrategia de Seguridad Económica de la UE, pero no llegó a un acuerdo. Aunque los jefes de Estado y de gobierno de los 27 reconocieron las tensiones y la necesidad de reducir la dependencia de China en materiales críticos, varios países advirtieron del peligro de una estrategia de desconexión total.

Seguridad Económica en la UE: una advertencia y un guiño

En medio del caos geopolítico, la Comisión Europea lanzó el 20 de junio su Estrategia de Seguridad Economía. Curiosamente, ese mismo día anunciaba que le harían falta en torno a 30.000 millones para hacer frente al pago de intereses de los bonos Next Generation EU, dando por hecho que los nuevos recursos propios no serán suficientes y que parte del famoso “momento hamiltoniano” se rebajará sustancialmente.