Cuatro retos que nos jugamos en Europa

Uno de los temas que más hemos abordado en el Blog NewDeal han sido las políticas y los desafíos a los que se enfrenta la Unión Europea (UE). Entre otros, me interesa resaltar sinópticamente cuatro grandes retos de política económica que nos jugamos en el próximo ciclo político europeo (2019-2024), que se inicia tras las elecciones del 23 al 26 de mayo en los distintos Estados miembros: completar la gobernanza económica, la política social europea, impulsar el crecimiento potencial y la lucha contra el cambio climático. Son retos que los países no podemos afrontar por nosotros mismos y que requieren unas instituciones y unos líderes europeos con un fuerte compromiso en favor de una Europa que refuerce las políticas comunes para dar respuesta a unos retos e intereses que también son comunes.

Mohamed Al Auf o el salario de los olvidados

En un mercado laboral perfecto, el empleador debería determinar de forma rigurosa y exacta la productividad de su empleado y retribuirle de forma adecuada. Ello llevaría, además, a un reconocimiento social acorde. Sin embargo, una gran parte de las actividades humanas son difícilmente cuantificables, y resulta complicado valorar los aspectos cualitativos de forma homogénea. El elevado peso de la subjetividad al establecer cuánto, cómo y a quién se comunica un logro introduce inevitables distorsiones. En ocasiones habrá trabajadores que exageren sus éxitos, pero otras veces sucede lo contrario: que el propio trabajador es incapaz de valorar adecuadamente la dimensión de sus méritos. Un ejemplo paradigmático sería el de Mohamed Al Auf, el desconocido guía del famoso explorador británico, Wilfred Thesiguer.

La guerra del 5G y sus lecciones para Europa

La primera ministra británica, Theresa May, destituyó el 1 de mayo a su ministro de Defensa por filtrar detalles sobre una reunión del Consejo de Seguridad Nacional sobre la participación de la empresa china Huawei en la implantación de la red 5G en Reino Unido. Lo que parece una mera pérdida de confianza tiene un trasfondo mucho más importante, que tiene que ver con el brexit, la guerra comercial y tecnológica entre Estados Unidos y China y el dominio de la economía mundial en el siglo XXI.

La mujer y el poder económico público

La equiparación de la mujer con el hombre en el ejercicio del poder constituye desde hace algunos años una cuestión muy relevante de las agendas de gobiernos y entidades, tanto públicas y privadas. Los temas de igualdad de género, no solamente en su vertiente de no discriminación por sexo, sino también de promoción activa de la presencia de la mujer en puestos de ejercicio de altas responsabilidades, constituyen el objeto de la actividad regulatoria pública, los programas de los partidos políticos y en los códigos de conducta de las empresas.

El retorno de la política industrial vertical

El desarrollo de la política industrial –es decir, las políticas púbicas de estímulo a determinadas actividades económicas para favorecer un cambio en la estructura de la economía– se ha visto envuelto tradicionalmente en el debate que enfrenta a los fallos de mercado (que justifican su aplicación), frente a los del sector público (que la cuestionan). La síntesis de este debate había dado como resultado la “horizontalización” de la política industrial –orientada a la mejora del marco institucional y el mer­cado interior, las infraestructuras y al fortalecimiento de los factores de producción (como tecnología, innovación, capital humano o la capacidad emprendedora)–. Sin embargo, en los últimos años se está recuperando la aplicación de políticas verticales de apoyo a sectores específicos, donde la clave está en la búsqueda de mejores prácticas de intervención para evitar los fallos del sector público.

Ciclos en evolución

Las últimas tres décadas han sido pródigas en calamidades que han afectado a todas las economías desarrolladas. ¿Todas? No, ha habido una que se ha mantenido incólume durante la fiebre de las puntocom, la caída de las Torres Gemelas e incluso la Gran Recesión. Australia lleva más de veintisiete años de crecimiento sin incurrir en los consabidos dos trimestres consecutivos de caída del PIB real que definen una recesión. Aunque se trata de una economía excepcional por muchos motivos, la experiencia australiana es útil para recordarnos que, si bien los ciclos nunca mueren, distan mucho de ser patrones que se repiten con regularidad y rasgos similares. Esta idea viene a cuento de la proliferación de pronósticos de una recesión próxima en Estados Unidos y el área euro, después del empeoramiento abrupto de las perspectivas económicas y financieras desde el otoño de 2018.

¿A quién votaría Kelvin Lancaster?

Durante mucho tiempo la Teoría de la Demanda del Consumidor partió de la premisa de que los bienes eran homogéneos –es decir, con características muy similares–, de modo que el factor más relevante en la decisión de compra era el precio. Sin embargo, es evidente que la compra de un tornillo o un kilo de harina no tiene nada que ver con la de un smartphone o un automóvil. En estos casos, el precio es importante, pero puede pesar mucho más la existencia de determinadas características o prestaciones.