¿Se levanta usted, desde la mañana del 9 de noviembre, con sensación de angustia? ¿Le asalta de manera frecuente una preocupación inexplicable respecto al devenir del mundo? ¿Sueña con que Obama se convierte en el presidente vitalicio de la Unión Europea? ¿No entiende el cabreo del macho blanco de clase media?
No se preocupe. Lo primero, no está solo. Y lo segundo es que me voy a permitir prescribirle un tratamiento que sin duda le hará sentir mejor.