El Documento de Reflexión de la Comisión Europea sobre el futuro del área euro publicado hace unos días plantea la creación de un activo sin riesgo como una de las medidas que habría que considerar más allá de 2019. La ausencia de una oferta suficiente de un activo financiero que sea muy líquido y que mantenga su valor durante las crisis se viene considerando de manera generalizada como una de las mayores debilidades del euro. Ha vuelto así a recibir atención la propuesta, elaborada hace unos años por un grupo de distinguidos economistas, de crear unos activos denominados European Safe Bonds (conocidos como ESBies).
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Comercio y empleo en Europa y España: el papel de las exportaciones de servicios en Modo 5
El empleo sostenido por las exportaciones de bienes y servicios al resto del mundo en la UE creció nada menos que un 67% desde 1995 hasta 2011. El caso español resulta destacable, ya que el crecimiento se duplicó, dando soporte a 1,6 millones de puestos de trabajo en España en 2011. Dada su importancia, en una reciente publicación [1] quisimos explorar dos ideas claves en la composición de las exportaciones de servicios y su contribución al empleo. En primer lugar, la comerciabilidad de los servicios y, en segundo lugar, la “servificación” de las actividades industriales. Se entiende por “servificación” la incorporación de servicios (por ejemplo diseño, software etc.) en la producción de bienes industriales. Esta realidad supone que las exportaciones de bienes industriales incorporan también exportaciones indirectas de servicios, lo que se ha denominado exportaciones de servicios en modo 5, en una referencia directa a los modos tradicionales de suministro del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS). Del tratamiento específico de los servicios de modo 5 se derivan reflexiones relevantes de política comercial que ayudarían a enmarcar y adaptar la regulación sobre el comercio internacional al creciente cambio tecnológico.
Profundizar en la UEM: la Comisión se pone la venda antes de la herida
La semana pasada, la Comisión publicó su documento de reflexión sobre la profundización de la Unión Económica y Monetaria (UEM). El informe adopta el enfoque gradual que ya lanzó el Informe de los Cinco Presidentes en 2015 y destaca por el profuso uso del condicional y por la escasa concreción y ambición de las propuestas. Plantea los debates y propuestas ya conocidas, sin novedades y sin defender con claridad los escenarios de más integración. Sin perjuicio de que el equilibrio político actual de la UE no permite otro camino que el gradualismo (como ya se abordó en esta entrada), la Comisión no debe ser la institución que lo asuma de antemano. Al contrario, es la institución de lo común en Europa, y su papel debería ser el de abanderar las posiciones más ambiciosas que permitan completar la UEM y dejar que sea el debate político en el Parlamento y el Consejo los que determinen cuál debe ser el punto intermedio, especialmente en un documento de reflexión –el Libro Blanco (que veíamos aquí) era más acertado al plantear los escenarios políticos posibles, incluida la provocación de las distintas velocidades para a UE–. De otra forma, la Comisión está dando desde el inicio de la partida argumentos a las posiciones minimalistas, que se benefician de que el tablero de debate ya es más corto por el lado de la mayor integración.
El Estado social del futuro solo podrá ser europeo
El reciente surgimiento de los populismos a ambos lados del espectro político (y a ambas costas del Atlántico) refleja en cierta medida la crisis ideológica de las corrientes políticas del siglo XXI. Tras un fin de siglo XX convulso que asistió a la caída del muro de Berlín, el desmoronamiento de la URSS, la expansión económica de China y un fuerte impulso de la globalización espoleada por las tecnologías de la información y las comunicaciones, la primera década de este siglo no trajo un período de prosperidad, sino una gran recesión que ha puesto en evidencia las limitaciones del Estado-nación para mantener la estabilidad, el pleno empleo y el Estado del bienestar en un mundo globalizado. En los países del área euro, la renuncia adicional al tipo de cambio como herramienta de estabilización favoreció una crisis y un ajuste aún más duros, de los que aún se está recuperando.
¿Aceptará Alemania las propuestas de Macron?
Esta es la pregunta que nos hacemos desde el 7 de mayo todos aquellos que llevamos euros en el bolsillo. Para empezar a buscar pistas, conviene recordar que no es la primera vez que el nuevo presidente francés trata de alcanzar una entente con Alemania para reforzar la Unión Monetaria. En noviembre de 2014, siendo ministros de economía, Macron y Sigmar Gabriel hicieron público el informe Reformas, inversión y crecimiento: una agenda para Francia, Alemania y Europa, escrito por Henrik Enderlein, director del Delors Institute-Berlin y Jean Pisany-Ferry.
Teresa vs. Ángela: Brexit o el Juego del Gallina
A pesar de la complejidad y de las múltiples aristas que esconde el proceso de negociación del Brexit, han sido varios los analistas que se han preguntado si la Teoría de Juegos es capaz de proporcionar un marco analítico interesante para caracterizarlo y llegar, en su caso, a predicciones con las que enriquecer el debate (ver análisis en este sentido: aquí, aquí, aquí o aquí).
Para sentar las bases del juego debe empezarse por establecer sus elementos básicos: los jugadores, las estrategias disponibles a cada uno de ellos y los pagos o consecuencias que resultarían de cada par de estrategias. El paso final es resolver el juego, que dependerá de cómo esté configurada la acción, del nivel de información disponible y de la naturaleza de las tensiones estratégicas entre los jugadores.
El futuro de la UE: mejor Europa y explícitamente a la carta
Este año se celebra el 60 aniversario del Tratado de Roma, constitutivo de la Comunidad Económica Europea (firmado el 25 de marzo de 1957). 2017 se plantea así como un año de reflexión, que debe empezar con una pausa y una mirada atrás de lo mucho alcanzado, para mirar hacia el futuro. Como siempre, la coyuntura política marcará el paso, y los vientos no son muy favorables al más Europa tras el Brexit, la crisis de la inmigración y el giro hacia opciones políticas que vuelven a primar lo nacional –tanto en los partidos en los extremos (en muchos casos, en la derecha del espectro político en los países acreedores, y en la izquierda, en los deudores), como en los tradicionales partidos liberales y socialdemócratas, que han reducido su ambición pro europea–. En 2017 será difícil avanzar dado el calendario electoral: elecciones en Países Bajos (15 marzo), Francia (23 abril y 7 de mayo en 2ª vuelta), Alemania (24 septiembre) y probablemente también en Italia. Pero quiero ser optimista a partir de 2018 (si se supera la fecha clave del 7 de mayo); se puede avanzar si la estrategia de las distintas velocidades se asume explícitamente como el día a día de Europa.
Sabios en la inopia
Alemania va bien. Esta es una de las escasas certidumbres del horizonte económico en el año que comienza. Mientras el euro ha llegado a la mayoría de edad (la unión monetaria ha cumplido 18 años, aunque los billetes y monedas tardaran tres años más); y como viene sucediendo desde que naciera, su suerte vendrá marcada por las ideas económicas alemanas, su influencia en la política de su gobierno y su interacción con las visiones económicas y políticas del resto de Estados Miembros. A finales de año el Consejo Alemán de Expertos Económicos presentó a Merkel su informe anual, titulado Tiempo de reformas.
Un cUEnto de Navidad
La Nochebuena del 25 de diciembre de 2016 el presidente de la Unión Europea, el del Consejo Europeo, la Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y los veintiocho líderes de la Unión Europea se fueron a dormir tranquilos, después de cenar con sus familias. Unas horas más tarde comenzaron a agitarse sobresaltados en sus camas. Cuando se quisieron dar cuenta, se encontraban todos juntos sentados en una sala del edificio Justus Lipsius. La luz era más bien tenue. Pensaron por un momento que se iba a celebrar un Consejo, pero al mirarse unos a otros descubrieron que estaban todos en pijama. En ese momento apareció ante ellos un anciano de ojos claros y breve bigote blanco. Juncker no tardó en reconocer a su distinguido compatriota: “¡Es Robert Schuman!” –exclamó– “Pero… ¿qué hace aquí?”.
Peta CETA
Como los caramelos (Peta Zetas), el acuerdo comercial entre la Unión Europea y Canadá firmado en octubre de 2016, conocido por su acrónimo en inglés, el CETA (Comprehensive Economic and Trade Agreement o Acuerdo Económico y Comercial Global), tiene un sabor final dulce, pero está siendo explosivo en su degustación, hasta el punto de que puede acabar “petando” en su proceso de ratificación en los parlamentos nacionales en Europa. Los términos del acuerdo son muy razonables y beneficiosos, y es difícil pensar en un socio mejor que Canadá para garantizar unas relaciones económicas que mantengan altos estándares de protección social, medioambiental o al consumidor (mejores que en muchos países europeos). A pesar de ello, el acuerdo está siendo ampliamente cuestionado, más que por sus propios contenidos, por un creciente sentimiento de rechazo a la apertura comercial que no conviene menospreciar.