¿Hacia dónde nos lleva esta locomotora?

Son economistas brillantes; son franceses y alemanes; muchos están o han estado próximos a sus gobiernos a ambos lados del centro político, incluso formando parte de los consejos de asesores oficiales. Y se han puesto de acuerdo en un conjunto de propuestas para que ese euro nuestro deje definitivamente atrás los problemas existenciales de su adolescencia. ¡Eureka, exclaman los medios! Al fin encontramos la solución, el equilibrio entre disciplina de mercado y reparto de riesgos, entre reglas y discrecionalidad, entre el palo y la zanahoria, entre la cerveza y el vino…

Es un documento muy valioso, sin duda, escrito con esmero y rigor. Tiene también la virtud de ser pragmático, lo que, al contrario que muchos papeles previos sobre el euro, le da visos de factibilidad política. Con una posible Gran Coalición en Alemania centrada en Europa y un ministro de finanzas socialdemócrata, ofrece una hoja de ruta para transitar de la mano del presidente Macron. Aun así, después de una segunda lectura, la sensación es que nos lleva en la dirección equivocada.

Bitcoin: un paso en falso en la dirección correcta

A mediados de los 70 Leonard Cohen se sentía vacío y no sabía qué hacer con su carrera. Recibió entonces la propuesta de uno de los grandes productores de entonces, Phil Spector –quien estaba entonces revolucionando el mundo discográfico con su famoso “muro del sonido”–, para hacer un disco a medias. Cohen, con muchas dudas y contra el criterio de su agente y de muchos de sus amigos, accedió. La grabación de Death of a Ladies’ Man (“La muerte de un mujeriego”) empezó bien, y dio lugar a varias canciones interesantes, pero terminó siendo una auténtica pesadilla. El extravagante e irascible Spector terminó llevándose las cintas a su casa para mezclar el disco a su gusto, impidiendo cualquier intervención del cantautor canadiense. El disco fue publicado en 1977, no recibió muy buenas críticas y defraudó a muchos de los seguidores de Cohen, que no entendieron cómo se había desviado tanto de su esencia.

Una cosa similar está ocurriendo con el bitcoin y otras criptomonedas: surgieron para cubrir un vacío, pero han terminado desviándose en exceso de lo que es la esencia del dinero, y por ello corren también el peligro de fracasar.

Romer, la economía y la diplomacia

Todo el mundo coincide en que Paul Romer, el economista americano pionero en las teorías del crecimiento endógeno, es un tipo brillante. Pero sus problemas como Economista Jefe del Banco Mundial, que han terminado por provocar su salida de la institución, demuestran que no siempre los tipos brillantes en el ámbito académico triunfan en ámbitos como el de la gestión o el de la política.

El destope de las pensiones máximas: un contrafuego para el sistema

Acabamos de cerrar un año que, a la vez, ha sido bueno y malo para nuestro Sistema de Seguridad Social. Un buen año en lo que a recaudación se refiere ya que, según las previsiones, 2017 terminó con una recaudación de más de 109.000 millones de euros, batiendo el récord de ingresos por cotizaciones sociales obtenidas por la Seguridad Social registrado en 2008, que fue de 107.769 millones.

Eso sí, aun siendo notorio el positivo impacto que tiene en esta cifra la fuerte recuperación del empleo, la alegría decae cuando se recuerda que esta comparativa encierra una pequeña trampa: está hecha en términos nominales, esto es, sin descontar el efecto de la inflación en estos años. Trasladada a 2017, esa recaudación de 2008 se convertiría en unos astronómicos 120.888 millones.

Estados fallidos y clásicos fallidos

En una visita a un país en desarrollo con serios problemas institucionales pude ver en la mesa de trabajo de una distinguida representante de una importante institución internacional un ejemplar del libro de Daron Acemoglu y James Robinson “Por qué fracasan los países” (Why Nations Fail) con signos claros de uso, como varios marcadores de páginas y profusos rastros de rotulador fluorescente. Yo contaba con un ejemplar del libro desde hacía tiempo pero no me había atrevido con él. Había llegado pues el momento de leerlo, con la esperanza de encontrar claves sobre el origen de los problemas de los estados fallidos, la oligarquía y el clientelismo, que había podido ver de cerca, y cómo abordarlos.

El Brexit y la Ley de la Gravedad

En 1687 el matemático inglés Isaac Newton publicó un libro en el que demostraba que los cuerpos celestes se atraían entre ellos con una fuerza que era tanto mayor cuanto mayor era su masa y menor la distancia que los separaba. La bautizó como Ley de la Gravedad y estuvo vigente muchos siglos, pero fallaba al explicar algunos fenómenos. Tuvo que ser otro genio como Einstein el que, ya entrado el siglo XX, demostrara que la gravedad no era realmente una fuerza intrínseca a los propios cuerpos, sino el efecto que la masa de estos producía en la curvatura del espacio-tiempo –al igual que una pesada bola de acero depositada en el centro de una red consigue hundirla y hace que otras bolas menores que se depositen después sobre esa misma red se precipiten hacia ella–.

Google debería pagarnos por utilizar su buscador

Uno de los principales rompecabezas que plantean las nuevas tecnologías es su impacto sobre el mercado de trabajo y qué tipo de respuestas se deben dar desde la política económica. Se empieza a asentar un cierto consenso sobre su probable impacto depresivo en el uso del factor trabajo, al menos en su sentido tradicional, que será sustituido por inteligencia artificial o tecnología de la información, con implicaciones en términos de una mayor caída de la participación del trabajo en la renta y el aumento de la desigualdad.