
Cuando Mario Draghi presentó su informe en Bruselas el 9 de septiembre la idea era mejorar la competitividad europea, pero se le olvidó insistir en la necesidad de, mientras tanto, seguir creciendo. En 2024 el PIB de la eurozona aumentará apenas un 0,8%, una cifra que palidece frente al 2,8 estadounidense. Lo más grave es que este mal comportamiento de la eurozona se debe a la debilidad de las principales economías: Alemania, que no crecerá en 2024; Italia, que solo lo hará un 0,7%; Francia, cuyo PIB aumentará apenas un 1,1%; o Países Bajos, con un crecimiento del 0,6%. Tan solo se salva España, con un envidiable 2,1%.








