Desde 1982, la Reserva Federal de Kansas City organiza cada año a finales de agosto un simposio de política económica para los banqueros centrales y ministros de economía de todo el mundo. Tiene lugar en Jackson Hole, un profundo valle en las Montañas Rocosas de Wyoming por el que discurren numerosos ríos en los que se pescan truchas (motivo que terminó de convencer en su día a Paul Volcker para acudir y consolidar la reunión).
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Inflación media, empleo máximo (y II)
¿Pero será capaz la Fed de mantener la inflación media en el 2%? Adam Posen, el presidente del Instituto Peterson de economía internacional, inquiría a Richard Clarida con su habitual estilo incisivo en un evento celebrado hace unos días. ¡Pero si ya lo hicimos! En 2018 la inflación tocó el 2% y estuvo unos meses por encima, contestó el Vicepresidente de la Fed. En ese video quedaban claras cuáles van a ser las dificultades de la Fed para tener éxito en su nueva meta de inflación media. Como ya avanzábamos en la primera entrada, aunque el nuevo objetivo es la parte más sexy de la revisión de la estrategia de política monetaria estadounidense, la que tiene más miga es la del empleo máximo.
Inflación media, empleo máximo (I)
Esta vez no había boato en las montañas de Wyoming, ni cóctel de bienvenida para los asistentes a la gran cita anual de Jackson Hole. Pero el discurso inaugural del presidente de la Reserva Federal será recordado como el inicio de una nueva era en la política monetaria. Powell presentó las conclusiones del proceso de revisión de la estrategia de la institución, que ha durado casi dos años. Los cambios no son dramáticos y en gran medida eran esperados. Suponen la cristalización de la experiencia intensa de la conducción de la política monetaria estadounidense durante los años de Bernanke y Yellen. Institucionalizan una forma de actuar que la Fed ya viene aplicando (y que ha sorprendido en los últimos dos años), pero marcan también la dirección para el futuro que sin duda seguirán otros bancos centrales, empezando por el BCE que está también revisando su estrategia.
El vuelo del dodo
La conferencia de Jackson Hole de este año se ha centrado en los desafíos de la política monetaria. Como abordábamos, la política monetaria parece exhausta y ha perdido su capacidad para afectar a la demanda agregada y la inflación, de manera que, seguramente, la mejor alternativa es recurrir a la política fiscal y enterrar los mitos de la austeridad y la ineficiencia del sector público. Los banqueros centrales están buscando alternativas para ver cómo se puede recuperar la efectividad de la política monetaria, tanto por la vía de jugar con sus instrumentos actuales, como con propuestas más rompedoras desarrollando nuevos instrumentos ‒por ejemplo, tipos de interés negativos o dinero tirado desde un helicóptero ‒ o intentando modificar las reglas de juego del sistema monetario y financiero internacional (SMFI), incluyendo la revisión de la dominancia del dólar estadounidense como la divisa central del SMFI, alternativa en la que ha insistido el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney.
La ineficacia de la política monetaria, 40 años después
El cónclave anual de banqueros centrales en las montañas de Wyoming ha estado este año marcado por la melancolía. Solía ser la ocasión para grandes discursos, animadas discusiones y disquisiciones que fijaban la agenda para la vuelta al cole de los economistas y financieros. El título esta vez (Los desafíos de la política monetaria) y la revisión en marcha de la estrategia de la Reserva Federal habían generado expectativas, pero durante el fin de semana del 23 al 25 de agosto apenas se habló de política monetaria en la prensa y en las redes sociales. La tormenta de tuits del inquilino de la Casa Blanca y el G7 eclipsaron los mensajes de Jackson Hole. Por si fuera poco, Larry Summers se marcó un hilo de tuits en los que argumentaba de manera convincente por qué hemos llegado al declive de los bancos centrales (publicado también en forma de artículo junto a Anna Stansbury). Echando un jarro de agua fría a las expectativas generadas por los nuevos espasmos expansivos de la Fed y de otros bancos centrales, se pedía nada menos que una admisión de impotencia que acabara con estos años de omnipotencia monetaria y cediera el paso a la política fiscal.
La política monetaria ante la incertidumbre y el poder de mercado
El simposio de Jackson Hole de finales de agosto marca el inicio del año laboral de los banqueros centrales. Como veíamos, el año pasado el tema central fue el fomento de una economía global dinámica, pero calibrando el impacto de la globalización, de manera que combinara tres objetivos: ser justa, segura y equitativa. Este año, ha estado marcado por dos ejes. Por un lado, la primera intervención en el simposio de Jerome Powell tras ser nombrado presidente de la FED el pasado mes de febrero. Powell ha resaltado que el nuevo marco para la política monetaria es el de la incertidumbre, lo que exige una estrategia de gradualidad y cautela en las intervenciones, sin perjuicio de acciones decisivas en situaciones de crisis extraordinaria. Por otro lado, el simposio se ha centrado sobre cómo el poder de mercado de las grandes empresas puede estar restando efectividad a la política monetaria al limitar su capacidad de transmisión al conjunto de la economía.