Como veíamos, el análisis de la desigualdad está prestando una creciente atención a la desigualdad ente grupos de personas (desigualdad horizontal), que incluye la que se produce entre regiones, como complemento a la desigualdad interpersonal (o vertical). La constatación de la persistencia de la desigualdad regional cuestiona los postulados tradicionales que planteaban que, a través de un efecto de arrastre, las regiones más dinámicas remolcarían a las más atrasadas. Se añade además un problema adicional de desafección de las regiones menos avanzadas que pueden favorecer posiciones populistas en los procesos electorales. Las nuevas recomendaciones de política económica en este ámbito pasan por recuperar las políticas de desarrollo regional en Europa.
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Curvas en la recta final del brexit
Boris Johnson será, salvo sorpresa de última hora, el nuevo primer ministro del Reino Unido. Lo curioso es que no lo será tras unas elecciones legislativas, sino tras las primarias de su partido. Es decir, el nuevo inquilino del número 10 de Downing Street no habrá sido elegido por los ciudadanos, sino –cosas de la democracia británica– por los 310 parlamentarios y los 160.000 afiliados del partido conservador. Menos del 0,3% de la población.
10 Downing Street, finales de julio
El flamante nuevo primer ministro se sentó en su mesa, ordenó mecánicamente los bolígrafos y varios papeles y se quedó un momento pensativo. Luego hizo venir al asesor para asuntos europeos.
–Buenos días, señor Primer Ministro. ¡Enhorabuena! Para mí es un honor…
–Gracias, gracias –le interrumpió, displicente–. Vamos directamente al grano. Siéntate aquí y cuéntame, ¿cómo va eso del brexit?
El embrión del presupuesto euro y la urgencia italiana
Los documentos acordados en el Eurogrupo y refrendados por el Consejo Europeo en su reunión del 21 de junio sobre la reforma del euro han sido saludados por un coro de lamentos. Aunque ha habido ministros que han hablado de una mini-revolución, la mayoría de economistas que siguen el tema se han lamentado del corto alcance de las medidas acordadas. No hay grandes novedades ni en las líneas básicas del Instrumento Presupuestario para la Convergencia y la Competitividad (BICC) ni en el borrador de acuerdo modificado para el Mecanismo Europeo de Estabilidad. Algunos han llegado a concluir que, para este resultado, mejor no haberse molestado, sobre todo cuando los últimos acontecimientos confirman que la necesidad de una política fiscal del euro es acuciante. No es que disienta de esta interpretación, pero ofrecería otra: a corto plazo, la zona euro se la juega en Italia, no en el presupuesto.
Paraísos fiscales en la UE: un terreno de juego desequilibrado
Durante el debate de los cabezas de lista candidatos a la presidencia de la Comisión Europea, los moderadores les plantearon una pregunta interesante: “¿Qué países de la Unión Europea son paraísos fiscales y cómo se cambia su comportamiento para asegurar que Amazon pague los mismos impuestos que el librero de al lado?” Los candidatos no evadieron –nunca mejor dicho– la pregunta, pero no entraron en detalles, más allá de un brindis al sol (“Un paraíso fiscal es para mí donde se pagan los impuestos que corresponden”, dijo Vestager) y una propuesta de establecer un impuesto de sociedades mínimo del 18% (Timmermans). La respuesta, sin embargo, era clara: hay paraísos fiscales europeos (y no lo son necesariamente por su bajo tipo de gravamen); y no solo se puede conseguir que las empresas paguen lo que deben, sino que en ese empeño se juega la UE bastante de su credibilidad frente a los ciudadanos.
Cuando el Reino Unido despertó, la salvaguarda irlandesa todavía estaba allí
Poco ha cambiado, y sin embargo todo es distinto en el escenario político del Reino Unido en relación con el brexit. Por lo pronto, Theresa May ha anunciado su dimisión, que se hará efectiva el viernes 7 de junio, justo dos años después de ganar sus últimas elecciones prometiendo un liderazgo “fuerte y estable”. Tampoco es tan raro: cuando Margaret Thatcher ganó sus últimas elecciones, su esposo Dennis predijo que en el plazo un año sería “tan impopular que nadie se lo creería”. May se ha despedido entre lágrimas de Downing Street, con algo más dignidad que David Cameron, que se largó canturreando.
Cuatro retos que nos jugamos en Europa
Uno de los temas que más hemos abordado en el Blog NewDeal han sido las políticas y los desafíos a los que se enfrenta la Unión Europea (UE). Entre otros, me interesa resaltar sinópticamente cuatro grandes retos de política económica que nos jugamos en el próximo ciclo político europeo (2019-2024), que se inicia tras las elecciones del 23 al 26 de mayo en los distintos Estados miembros: completar la gobernanza económica, la política social europea, impulsar el crecimiento potencial y la lucha contra el cambio climático. Son retos que los países no podemos afrontar por nosotros mismos y que requieren unas instituciones y unos líderes europeos con un fuerte compromiso en favor de una Europa que refuerce las políticas comunes para dar respuesta a unos retos e intereses que también son comunes.
Irlanda y el Brexit: historia de una escalera
El 10 de abril es una fecha clave para el Brexit. Pero no solo porque el Consejo Europeo va a decidir si concede o no otra prórroga a Theresa May –para seguir negociando con Corbyn– y evitar una salida sin acuerdo. También porque, en esta misma fecha, en una fría mañana de Viernes Santo de 1998, se firmó un acuerdo sin el cual no se podría explicar la dificultad que existe hoy para hallar una solución al sainete del Brexit. Tiene que ver con Irlanda y con una escalera.
¿Un Brexit con freno y marcha atrás?
El sábado 23 de marzo más de un millón de personas se concentraron en Londres para reclamar un segundo referéndum. En paralelo, más de cinco millones de personas han firmado una petición al Parlamento británico para que revoque el artículo 50, cancelando unilateralmente el proceso de salida. ¿Puede haber freno y marcha atrás en el Brexit? Es un buen momento para analizar esta posibilidad, pero más que desde un punto de vista general, desde otras dos perspectivas diferentes: la opinión de los propios británicos –a través de las encuestas– y la de los intereses de la Unión Europea.
Zona euro: tranquilos, seguimos a la deriva
El año pasado fue un tiovivo para la economía y los mercados mundiales. Empezó muy bien, con un ritmo alto de crecimiento sincronizado y primas de riesgo muy bajas. Luego se fue torciendo, a medida que la tenue normalización monetaria y el neoproteccionismo en Estados Unidos crearon incertidumbre e hicieron temer por la sostenibilidad del ciclo expansivo. El final de año fue pésimo, con fuertes caídas de las Bolsas y de los precios de la deuda privada, mientras el comercio mundial caía por primera vez en años. Cuando nos acercamos al final del primer trimestre, lo único claro entre la bruma es el daño sufrido por la Zona Euro. Tan fuerte ha sido el impacto sobre el crecimiento europeo, que el BCE ha dado marcha atrás en su reunión del 7 de marzo, anunciando nuevas medidas de expansión monetaria pocas semanas después de poner fin al programa de compras de activos.