Cuando se firmó el Tratado de Roma en 1957 uno de los objetivos era crear un mercado único europeo con libre circulación de bienes, servicios, personas y capitales, pero el entusiasmo inicial se fue apagando con el tiempo. En los años 80, tras la segunda crisis del petróleo, se vio que los países europeos habían aumentado considerablemente su proteccionismo: ya no había aranceles, pero las distintas regulaciones y fiscalidades dificultaban la integración.
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La dimensión macro de la política contra el cambio climático (II)
En la entrada anterior se repasaba la anómala situación macro actual en el mundo desarrollado y la probable afluencia de un volumen importante (quizá en torno a dos puntos de PIB/año) de inversión real asociada a la prevención del cambio climático en los próximos años.
Volvamos a nuestra pregunta al inicio de esa entrada: ¿cómo puede modificar nuestro panorama macro este conjunto de proyectos para prevenir el cambio climático? En un mundo desarrollado que, como vimos, está ayuno de proyectos atractivos de inversión real, esta oleada de formación bruta de capital “físico” parecería a primera vista justo lo que el paciente necesita.
La dimensión macro de la política contra el cambio climático (I)
El problema del cambio climático lleva más de dos décadas en nuestras vidas, pero por distintos motivos (incluyendo su persistente agravamiento) es ahora cuando por primera vez se atisba una respuesta generalizada y a gran escala desde el mundo desarrollado: reflejada en los planes nacionales integrados de energía y clima de la UE, en iniciativas más deslavazadas pero ambiciosas en Japón y China, e incluso en los planes de algunos congresistas y candidatos presidenciales demócratas para un Green New Deal en EEUU (que ya están teniendo eco en iniciativas relevantes a nivel estatal y local).
Invertir para transformar
Algo raro le sucede a la economía mundial. El síntoma más elocuente es la extensión de los tipos de interés negativos. En las últimas semanas, eso que parecía una broma para asustar a los ahorradores, el pagar por invertir, ha alcanzado nuevos mercados y plazos cada vez más largos. Más allá de la incertidumbre fabricada por la Casa Blanca, este nuevo hundimiento de los tipos de interés se interpreta como una señal de alerta respecto al crecimiento de la economía global. Y la atención se centra en los bancos centrales que, aleccionados por una década de políticas no convencionales, han reaccionado esta vez con rapidez y ya preparan nuevas salvas con sus escasas reservas de pólvora. No estamos sin embargo ante un giro coyuntural. Se multiplican los signos de que esta situación responde a cambios estructurales con cuyos efectos vamos a tener que lidiar durante años.
Inversión en desarrollo
Como parte del debate en torno a las recientes crisis migratorias han surgido múltiples voces en favor de insistir en medidas que fomenten el crecimiento y den oportunidades a los países en desarrollo emisores de esos flujos para que no tengan tantos incentivos a dejar su país en busca de una vida mejor. No obstante, parece que diversos estudios ponen en duda que ese progreso en el país origen vaya a frenar este flujo hacia economías más desarrolladas. Todo lo contrario, en el corto y medio plazo incluso se puede ver incentivado al permitir a muchos acumular los recursos para poder costearse la emigración (aquí).
Apuntes sobre estancamiento secular (VIII): Implicaciones de política fiscal
El cuadro macroeconómico descrito en entradas anteriores hace a priori muy recomendable la utilización de la política fiscal. Ante la atonía o reducción de la demanda agregada, y su falta de respuesta a la política monetaria tradicional, un instrumento como este, capaz de elevar el nivel de gasto de manera directa, es –según los cánones económicos– el ideal. ¿Por qué?
Apuntes sobre estancamiento secular (II): La inversión y el suelo a los tipos de interés
En la entrada anterior relacionamos las tesis sobre el estancamiento secular con la concepción keynesiana ortodoxa de la función de inversión, intrínsecamente inestable y difícilmente estabilizable vía política monetaria. Pero esta no es la única interpretación posible de lo sucedido en los últimos años. Una visión alternativa (y, todo hay que decirlo, mucho más extendida entre la profesión) sostiene que la inversión sí es estabilizable por la política monetaria; lo que sucede es que ésta se ha topado con el límite inferior cero de los tipos de interés, por debajo del cual tiene graves dificultades para inducir impulsos expansivos en la economía.
Apuntes sobre estancamiento secular (I): inversión débil, PIB decaído
“Estancamiento secular”. Es desde luego un nombre rotundo, que de primeras parecería apuntar más a una condena bíblica o una maldición familiar de los Buendía, que a un postulado económico. Una rotundidad, en todo caso, coherente con la potencia de la tesis propuesta por Alvin Hansen en su célebre discurso ante la American Economic Association en 1938: según Hansen, existiría una deficiencia estructural en la demanda privada, que –en ausencia de factores exógenos (por ejemplo aumentos de población), innovación y/o un impulso cada vez mayor desde la inversión pública– tendería a ejercer una presión bajista creciente sobre los niveles de actividad económica.
Análisis económico: revisando los pilares
En los últimos años se ha puesto de moda desarrollar investigaciones académicas que vienen a cuestionar los pilares en los que se ha basado el análisis económico en las últimas décadas. Se trata de revisiones que en muchos casos reevalúan los modelos tradicionales adaptándolos a la nueva realidad tras la crisis financiera global, o refinándolos con las posibilidades que proporciona la información más precisa de los datos micro a nivel de empresa o los metadatos; pero en otros casos, directamente se cuestionan los supuestos base de los análisis clásicos. El resultado no es menor porque muchas de estas revisiones vienen a cuestionar recomendaciones tradicionales de política económica y apuntan a la construcción de un nuevo consenso. A título de ejemplo, se repasan tres de estas revisiones con implicaciones para la política monetaria, el mercado de trabajo y la inversión, desarrolladas por economistas de reconocido prestigio y presentadas en foros académicos con especial incidencia entre los gestores de política económica.