Emitir confianza

En la misma semana la Comisión Europea ha lanzado una primera emisión de bonos Next Generation EU por valor de 20.000 millones de euros con vencimiento a 10 años, que ha tenido una excelente acogida en los mercados (con una demanda siete veces superior), y ha anunciado la aprobación del Plan de Recuperación y Resiliencia de España. Si el Consejo de la UE, como es previsible, aprueba la propuesta de la Comisión, pronto España dispondrá de fondos y podrá comenzar a ejecutar proyectos… y reformas.

La vacunación como bien público global

Esta semana los líderes del Banco Mundial, FMI, OMC y OMS han firmado una carta abierta conjunta en la que alertan de la flagrante desigualdad en el acceso internacional a las vacunas y hacen un llamamiento a la comunidad internacional para acelerar el proceso de vacunación y cobertura sanitaria en todos los países, como la mejor vía para contener la pandemia, lo que solo se conseguirá si se hace a escala global. Se trata de una iniciativa sin precedentes que se basa en el documento de trabajo de la economista jefe del FMI, Gita Gopinath, junto con Ruchir Agarwal, en el que estiman un coste de 50 mil millones de dólares para conseguir contener la pandemia a partir de la vacunación del 60 por ciento de la población mundial para finales de 2022, así como una adecuada provisión de material médico y de pruebas diagnósticas a escala global.

La transición energética también tiene costes

En el último artículo hablábamos de la necesidad de tratar a los ciudadanos como adultos a la hora de acometer transformaciones productivas o regulatorias, que implican siempre ganadores y perdedores. Pues bien, en los últimos días hemos tenido ocasión de comprobar cómo, una vez más, tras años de hablar de las ventajas de la lucha contra el cambio climático sin mencionar claramente sus costes, cuando la realidad se manifiesta en forma de subida de la factura eléctrica, los ciudadanos se sorprenden. Para mal, claro. El problema es que, si queremos que la transición climática –uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta España– tenga éxito, más nos valdría empezar a hablar desde ahora mismo de sacrificios, costes de ajuste y medidas de compensación.

Tratar a los ciudadanos como a adultos

Jean-Claude Juncker solía decir, al hablar de reformas estructurales, que los gobernantes saben bien lo que tienen que hacer, pero no cómo hacerlo y luego resultar reelegidos. Esto, por supuesto, es una exageración. Y por partida doble, pues en Economía ni la claridad del objetivo implica necesariamente acertar con el instrumento apropiado ni las reformas estructurales tienen siempre un elevado coste electoral. Como todo en Economía, depende.

Pandemia y poder de mercado

Uno de los riesgos de la recuperación económica post-pandemia es un mayor crecimiento en la tendencia previa a la crisis del aumento del poder de mercado de las grandes empresas. En la medida en que éstas tienen más medios para resistir a la crisis (mayores colchones y acceso a créditos), cabe esperar una mayor concentración de mercado en un contexto de probables quiebras de muchas pymes, con una menor capacidad de resistencia. Un excesivo poder de mercado puede generar desincentivos al dinamismo empresarial con costes en términos de crecimiento e innovación, lo que exige una adaptación de las políticas de competencia.

La tributación de las multinacionales tras el COVID

En otros tiempos se necesitó una gran depresión, o una gran guerra. En esta ocasión, ha sido una pandemia de efectos devastadores sobre la economía mundial la que está provocado un cambio sustancial en la parte del contrato social relativa a la tributación internacional. Y ya era hora.

¿Y si la virtud está en la moderación?

Sostenibilidad y resiliencia son palabras obligadas en cualquier discurso de política económica post COVID. Hay un consenso generalizado en que la recuperación de la crisis debe ser sostenible en un sentido amplio –sumando a los objetivos tradicionales de sostenibilidad fiscal, monetaria y financiera, los de sostenibilidad social y medioambiental– y debe establecer mecanismos para adaptarse a nuevos shocks. Por ejemplo, están en el centro de los planes de recuperación en la UE o de las recomendaciones del FMI tras las reuniones de primavera, que promueven una recuperación inclusiva y que favorezca una transformación verde y digital de las economías. En este marco de objetivos más amplio, el principio de maximización en la toma de decisiones pierde relevancia y la recupera el encontrar un equilibrio en la satisfacción de múltiples objetivos. En este sentido, resulta interesante la llamada filosofía de suficiencia económica, aplicada como modelo de desarrollo en Tailandia, que apuesta abiertamente por la virtud de la moderación –en una línea similar, veíamos la importancia de satisfacer (en lugar de maximizar).