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Tres motivos para firmar el Acuerdo UE-Mercosur

El pasado 2 de diciembre, en el marco de la COP-28 de Dubai, el presidente francés, Emmanuel Macron, lanzó un mensaje muy negativo sobre la posibilidad de firmar el Acuerdo comercial entre la UE y Mercosur. Según Macron, el acuerdo perjudica “la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático” y “no es bueno para nadie”. Bueno, eso es lo que aparentemente dijo. Lo que realidad estaba diciendo que el acuerdo perjudica a los agricultores franceses y no es bueno para Francia.

Reglas fiscales: un debate demasiado estrecho

El debate sobre la reforma de las reglas fiscales sigue abierto, y falta ya poco tiempo para la reactivación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. España y toda la Unión Europea se juegan mucho en esta negociación, que no por importante no deja de ser una parte de un debate de mucho más calado sobre la gobernanza económica de la zona euro.

Bienvenidos a la guerra tecnológica global

En el último artículo explicábamos que la Comisión Europea había propuesto (en parte por convicción, en parte por necesidad) aliarse con Estados Unidos a la hora de controlar las exportaciones e inversiones tecnológicas que supongan un riesgo para la seguridad nacional, en un claro mensaje hacia China. El Consejo Europeo del 30 de junio debatió la denominada Estrategia de Seguridad Económica de la UE, pero no llegó a un acuerdo. Aunque los jefes de Estado y de gobierno de los 27 reconocieron las tensiones y la necesidad de reducir la dependencia de China en materiales críticos, varios países advirtieron del peligro de una estrategia de desconexión total.

Seguridad Económica en la UE: una advertencia y un guiño

En medio del caos geopolítico, la Comisión Europea lanzó el 20 de junio su Estrategia de Seguridad Economía. Curiosamente, ese mismo día anunciaba que le harían falta en torno a 30.000 millones para hacer frente al pago de intereses de los bonos Next Generation EU, dando por hecho que los nuevos recursos propios no serán suficientes y que parte del famoso “momento hamiltoniano” se rebajará sustancialmente.

Europa ante la nueva política económica de Estados Unidos

El poder intelectual de la capital del imperio implica que muchas ideas en el ámbito de las políticas públicas surgen en Washington y cruzan el Atlántico. A veces hay un control sobre si el objetivo afecta realmente a los problemas en Europa, y otras veces no lo hay, pero muchas de las ideas se ponen de moda igualmente.

Brexit, siete años de vacas flacas

En un mes hará siete años del referéndum del Brexit, y la economía británica sigue estancada en una peligrosa combinación de bajo crecimiento y alta inflación.

Europa necesita dinero

Cuando en 1954 el escritor Josep Pla llegó a Nueva York y lo llevaron a pasear por Manhattan, se quedó maravillado por la fastuosa iluminación nocturna de las calles y no se resistió a preguntar: “Y todo esto, ¿quién lo paga?”.

La Unión Europea está embarcada en un ambicioso y costoso proceso de transformación estructural: necesita llevar a cabo una compleja transición hacia una economía digital y sin emisiones netas, aumentar su autonomía estratégica con el desarrollo de tecnologías propias, asegurar su suministro de energía y garantizar su defensa ante amenazas externas. La pregunta es: y todo eso, ¿quién lo paga? Todas esas transformaciones requieren mucho, mucho dinero, y Europa no lo tiene. Y no porque no exista ahorro, sino porque este no se canaliza adecuadamente.

La hora de reformar los tratados europeos

Hubo un tiempo en que la Unión Europea revisaba sus tratados cada pocos años. La tendencia comenzó en 1986, con el Acta Única Europea, cuando los Estados miembros repararon en que el supuesto mercado único era una farsa, lleno de obstáculos a la libre circulación de bienes, servicios y personas. Se tomaron entonces medidas valientes, ampliando la votación por mayoría cualificada en el Consejo para muchos asuntos y dando más peso al Parlamento.

Fondos UE de la generación anterior

En un viejo chiste de El Roto, un hombre con un cigarrillo en la boca decía: “Compre tabaco, es bueno para Hacienda” y añadía después: “pero no lo fume, es malo para Sanidad”. Con las ayudas de Estado en la Unión Europea parece repetirse la escena, ya que algunos países le dicen a la Comisión: “Flexibilice las ayudas de Estado, son buenas para la política industrial”, pero añaden: “pero no las autorice, son malas para el Mercado Único”.