La ciencia económica se encuentra inmersa en un debate metodológico sobre las limitaciones del objeto y método de su análisis que se han abordado en el blognewdeal, incluyendo, por ejemplo, entradas sobre los juicios de valor, los modelos macro o la macroeconomía. Recientemente la revista The Economist ha publicado una interesante y polémica serie de artículos sobre las limitaciones del análisis económico en algunas de las principales áreas de la teoría económica. Son deficiencias bien conocidas, pero a menudo ignoradas por lo que resulta de interés un breve repaso de las mismas. Me centraré en cuatro: la teoría del crecimiento, el análisis microeconómico, la medida del bienestar y las barreras de entrada a la ciencia económica. Advertencia de antemano: las limitaciones no significan inutilidad de la ciencia económica y sus técnicas, sólo prudencia a la hora de proclamar las conclusiones e indicación de vías de mejora.
Teoría del crecimiento. La contribución de la teoría económica a los problemas del crecimiento se ha desarrollado en tres direcciones principales.
(i) La primera de ellas planteada por Robert Solow y Trevor Swan en 1957 parte de la idea de que el crecimiento es resultado de la acumulación de capital. El modelo fue completado por Paul Romer incorporando como factor endógeno la acumulación y difusión del conocimiento. Sin embargo, la mayoría de los países no consiguen crecer como los modelos preconizan, lo que da a entender la existencia de obstáculos cuya naturaleza se desconoce.
(ii) Una segunda línea de investigación es empírica. En algunos casos se utilizan datos históricos de países individuales tratando de cuantificar la contribución relativa del capital y el trabajo al crecimiento. En muchos casos la mayor contribución al crecimiento aparece como un residuo que se interpreta como el progreso tecnológico pero que representa más bien una medida de nuestra ignorancia. Se han utilizado también datos empíricos de diferentes países tratando de establecer vínculos entre tasas de crecimiento y características económicas y políticas. En este caso el problema surge con el gran número de variables y la correlación entre ellas que tiende a desvirtuar los resultados. En los últimos años se ha tratado de medir el efecto positivo de la digitalización y, por ahora, los efectos son magros
(iii) La tercera vía, considerada como la más prometedora, trata de identificar cómo las costumbres sociales o la política pueden condicionar el desarrollo económico. Examinando procesos históricos como la Revolución industrial o las diferentes fortunas de antiguas colonias. Destacan como factores relevantes: los derechos de propiedad, el tratamiento social de la ambición personal o la naturaleza del marco institucional.
Un mejor conocimiento del proceso de desarrollo podría ayudar a mejorar el nivel de vida de miles de millones de personas y exigirá una visión amplia desde diferentes perspectivas académicas. Probablemente las respuestas se encuentren más en complementar los elegantes modelos matemáticos con la historia, la política y el análisis institucional.
Microeconomía. Los microeconomistas se interesan en el comportamiento de los agentes económicos en mercados particulares. Sus trabajos tienen influencia y cubren ámbitos muy variados, pero no están exentos de serias limitaciones, incluyendo la disponibilidad de datos apropiados y los problemas de replicación de los resultados.
Los trabajos microeconómicos más relevantes están sustentados en datos empíricos y su principal dificultad estriba en disponer de datos apropiados. Para estudiar los efectos de una determinada medida debe contarse con datos de una población bajo condiciones económicos relativamente homogéneas y en la que un subconjunto de la misma no se ve afectado por la medida en cuestión. Es bien conocido el trabajo de John Donahue y Steven Lewit, que pusieron de manifiesto como las diferencias en la legislación sobre el aborto en diferentes Estados de los Estados Unidos tenían una directa relación con la criminalidad.
En otros casos se llevan a cabo ensayos aleatorios controlados (randomized controlled trials: RCT) comparando el comportamiento de un grupo sometido a un tratamiento determinado como puede ser la concesión de un microcrédito con el de un grupo que no lo recibe. Generalmente el alcance de estos ensayos es limitado.
Más allá de disponer de datos apropiados, los estudios empíricos en economía como en general en las ciencias sociales adolecen de serios problemas de replicación. Un examen de 7000 estudios empíricos realizado por el Economic Journal concluía que en más de la mitad de las áreas consideradas, casi el 90% de los estudios, el tamaño de la muestra utilizada no permitía sustentar las conclusiones y cuando no era el caso, en el 80% de los estudios se exageraban los resultados obtenidos. Incluso estudios que han tratado cuestiones aparentemente sencillas como la relación entre el salario mínimo y el desempleo han arrojado conclusiones diametralmente opuestas.
Se están empezando a utilizar técnicas big data utilizando algoritmos para explorar enormes bases de datos en busca de patrones de comportamiento. Estas técnicas tienen poco de análisis económico, además las grandes bases son propiedad de grandes empresas y están diseñadas con vistas a los objetivos de la propia empresa.
En resumen, los resultados de los estudios microeconómicos deben tomarse con precaución, especialmente si no han sido confirmados por estudios independientes.
Medida del Bienestar. La diferencia entre valor y precio ha estado presente desde los orígenes de la Economía, pero en último término se ha adoptado el precio como medida del bienestar por una pretendida mayor objetividad al eludir las comparaciones interpersonales de bienestar. Se interpreta que si dos personas pujan por un bien el ganador lo desea con mayor intensidad de forma que el precio pagado representa el uso que maximiza el bienestar. Sin embargo, siendo decreciente la utilidad marginal del dinero, si el ganador dispone de mayor renta puede obtener el bien no por generar mayor utilidad sino porque sus pujas le suponen un menor sacrificio. Es una cuestión bien conocida, pero a menudo se ignoran sus implicaciones, en concreto, que a mayor desigualdad de la renta, más se deteriora la significación de los precios como indicadores de bienestar.
En la práctica la preferencia por los precios se traduce en la utilización del PIB como indicador de referencia en la instrumentación de la política económica, cuyas limitaciones veíamos aquí. Además, el progreso tecnológico debilita el significado del precio, en el caso de los bienes y servicios digitales porque muchas veces suministrados sin coste, y en otros contextos porque plantea nuevas situaciones en las que deben entrar en juego consideraciones éticas, como es el caso del comercio de órganos o la maternidad subrogada.
Barreras de entrada en la profesión. En los últimos años, se está poniendo en cuestión la reducida diversidad y pluralismo entre los economistas. Prácticas académicas y antiguas costumbres representan barreras de entrada a la profesión que suponen una discriminación encubierta. Aunque se han adoptado algunas medidas correctoras, los economistas tienen un fuerte sentido de identidad, alimentado por el status e influencia de la profesión, mostrándose reacios a modificar sus prácticas académicas.
Con datos para EEUU, se observa que el progreso de la mujer en las diferentes categorías académicas es considerablemente más lento que en el caso de los hombres y en la evaluación de los currículos se dan prácticas que penalizan el trabajo de la mujer cuando aparece como coautora. Los afroamericanos representaron en 2011 un 4% de los doctorados en economía frente al 8% en el conjunto de disciplinas no económicas.
La falta de diversidad y de un análisis más multidisciplinar afecta tanto a la calidad como al enfoque de la investigación económica. Las encuestas sugieren que las posiciones de hombres y mujeres divergen en algunos asuntos de manera significativa. Los hombres tienden a preferir soluciones de mercado frente a intervenciones públicas; mientras que las mujeres tienden a favorecer la redistribución y la protección medioambiental.
En definitiva, el análisis económico presenta importantes limitaciones. Esto no significa que el cuerpo del análisis económico sea rechazable, tan solo que hay que tratar las conclusiones con cautela. Más aún, que la economía se encuentre inmersa en un profundo debate metodológico es prueba de su fortaleza, precisamente porque sabe reconocer sus limitaciones. Probablemente, la clave está en reiterar que es una ciencia social, incluso moral, como proponía Atkinson, y como tal, sujeta a juicios de valor. Esto no es ningún problema, al revés, la enriquece.