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Una foto de la fragmentación y polarización política en Europa

Los medios internacionales han recogido la obtención de escaños en Andalucía por parte de Vox como el fin de la excepción española al nacionalismo de derechas en Europa. Es un panorama muy sombrío que debe mantenernos alerta. En general, durante el siglo XXI estamos asistiendo a cambios fundamentales en el mapa político tradicional europeo en dirección hacia una mayor fragmentación y polarización política. Aunque es una tendencia bien conocida y repetida, no está de más reiterarla (con algunos números), para combatirla.

El problema no es la Ley D’Hondt, son las circunscripciones (II): Cataluña y España

El problema de la falta de proporcionalidad del sistema electoral en España está sobre todo relacionado con el diseño de las circunscripciones electorales provinciales y no con la ley D’Hondt, que es un método de distribución de escaños proporcional. También afecta la exigencia de un mínimo del 3 por ciento del voto para participar en el reparto de escaños en cada circunscripción, que, en todo caso, constituye una barrera para evitar la multiplicación de partidos en el Congreso (se puede debatir si reducir el límite). En una entrada anterior se veía el funcionamiento del método D’Hondt comparándolo con otros métodos de distribución de escaños y utilizando el ejemplo de un resultado del tipo “partido de tenis”. Aquí se refleja el problema de las circunscripciones provinciales a partir de los resultados de las elecciones generales de 2016 y viendo los casos de Cataluña y de España.

El problema no es la Ley D’Hondt, son las circunscripciones (I)

Cada vez que se replantea el debate del sistema electoral en España por sus problemas de falta de proporcionalidad (debate recurrente en las tres últimas décadas), es sorprendente el énfasis que muchos ponen en cuestionar el sistema D’Hondt de reparto de escaños. Como se estudiaba en primero de Económicas en la asignatura de Teoría del Estado, se trata de un método de distribución de escaños, que sí, es proporcional ‒y bastante elegante, por cierto‒, en el que el sesgo en la asignación de los últimos escaños favorece a los partidos más votados. Se puede discutir si optar por otros métodos proporcionales –eso sí, cada uno con sus propios sesgos–, pero el verdadero problema de la falta de proporcionalidad en nuestro sistema electoral no está el método de reparto, sino en el diseño de las circunscripciones provinciales, especialmente, su reducido tamaño y el desigual reparto de escaños por circunscripción.

En esta entrada analizaremos con un ejemplo cómo funciona el método D’Hondt, comparándolo con otros métodos de distribución de escaños. En una segunda entrada se recogerán los resultados en Cataluña y en España jugando con distintos métodos de distribución y de tamaños de circunscripciones electorales.