El inconsciente es muy poderoso. Durante décadas el nombre de Alemania ha estado asociado en el imaginario colectivo mundial a la seriedad y a la profesionalidad: eficiencia productiva, tecnología de primera línea, líderes políticos que dicen la verdad a sus ciudadanos, formación profesional impecable, sindicatos responsables, debates televisivos de calidad, control de las finanzas públicas…