La cumbre del G20 del pasado 27-29 de junio en Osaka, ha quedado marcada por el reinicio de las negociaciones entre China y EEUU para resolver la guerra comercial y por la reafirmación del compromiso con el Acuerdo de Paris sobre cambio climático de todos los países, salvo EEUU, acentuándose su aislamiento en este terreno. La cumbre también ha reforzado el mensaje de los últimos años de un crecimiento que debe ser sostenible, inclusivo y que haga frente a las desigualdades. Un tema más novedoso, y que ha sido especialmente potenciado por la presidencia japonesa del G20 (cada presidencia intenta imponer un sello), ha sido el impulso a la consideración de los retos que para la economía mundial supone el envejecimiento de la población.