A mediados de los 70 Leonard Cohen se sentía vacío y no sabía qué hacer con su carrera. Recibió entonces la propuesta de uno de los grandes productores de entonces, Phil Spector –quien estaba entonces revolucionando el mundo discográfico con su famoso “muro del sonido”–, para hacer un disco a medias. Cohen, con muchas dudas y contra el criterio de su agente y de muchos de sus amigos, accedió. La grabación de Death of a Ladies’ Man (“La muerte de un mujeriego”) empezó bien, y dio lugar a varias canciones interesantes, pero terminó siendo una auténtica pesadilla. El extravagante e irascible Spector terminó llevándose las cintas a su casa para mezclar el disco a su gusto, impidiendo cualquier intervención del cantautor canadiense. El disco fue publicado en 1977, no recibió muy buenas críticas y defraudó a muchos de los seguidores de Cohen, que no entendieron cómo se había desviado tanto de su esencia.
Una cosa similar está ocurriendo con el bitcoin y otras criptomonedas: surgieron para cubrir un vacío, pero han terminado desviándose en exceso de lo que es la esencia del dinero, y por ello corren también el peligro de fracasar.