Apuntes sobre estancamiento secular (IV): Factores depresores de la demanda: los avances tecnológicos

Además de la demografía, que analizábamos en la entrada anterior de esta serie sobre el estancamiento secular, el progreso tecnológico también está teniendo un sesgo depresor de la demanda agregada en tiempos recientes. Esto es particularmente atribuible a la incidencia conjunta de dos variables: la digitalización de información y la interconexión generalizada de buena parte del planeta a través de Internet.

Profundizar en la UEM: la Comisión se pone la venda antes de la herida

La semana pasada, la Comisión publicó su documento de reflexión sobre la profundización de la Unión Económica y Monetaria (UEM). El informe adopta el enfoque gradual que ya lanzó el Informe de los Cinco Presidentes en 2015 y destaca por el profuso uso del condicional y por la escasa concreción y ambición de las propuestas. Plantea los debates y propuestas ya conocidas, sin novedades y sin defender con claridad los escenarios de más integración. Sin perjuicio de que el equilibrio político actual de la UE no permite otro camino que el gradualismo (como ya se abordó en esta entrada), la Comisión no debe ser la institución que lo asuma de antemano. Al contrario, es la institución de lo común en Europa, y su papel debería ser el de abanderar las posiciones más ambiciosas que permitan completar la UEM y dejar que sea el debate político en el Parlamento y el Consejo los que determinen cuál debe ser el punto intermedio, especialmente en un documento de reflexión –el Libro Blanco (que veíamos aquí) era más acertado al plantear los escenarios políticos posibles, incluida la provocación de las distintas velocidades para a UE–. De otra forma, la Comisión está dando desde el inicio de la partida argumentos a las posiciones minimalistas, que se benefician de que el tablero de debate ya es más corto por el lado de la mayor integración.

Economía colaborativa, eficiencia y competencia

Ya está disponible el Anuario de la Competencia 2016 de la Fundación ICO en el que tenemos el placer de colaborar con un artículo sobre los “Fundamentos Económicos de la Economía Colaborativa”. En la presente entrada trataremos de resumir su contenido, centrándonos en las potenciales ganancias de eficiencia de la economía colaborativa.

La economía colaborativa (sharing economy) consiste en relaciones entre individuos para obtener, conceder o compartir el acceso a recursos infrautilizados. Definida así la economía colaborativa no es una novedad, sino que es tan antigua como el ser humano. Lo que explica su relevancia en el siglo XXI es la organización de estos intercambios en plataformas digitales, que incrementan la escala de este fenómeno muy por encima del nivel anecdótico de las relaciones familiares, de amistad o de comunidad limitada social o geográficamente.

El Estado social del futuro solo podrá ser europeo

El reciente surgimiento de los populismos a ambos lados del espectro político (y a ambas costas del Atlántico) refleja en cierta medida la crisis ideológica de las corrientes políticas del siglo XXI. Tras un fin de siglo XX convulso que asistió a la caída del muro de Berlín, el desmoronamiento de la URSS, la expansión económica de China y un fuerte impulso de la globalización espoleada por las tecnologías de la información y las comunicaciones, la primera década de este siglo no trajo un período de prosperidad, sino una gran recesión que ha puesto en evidencia las limitaciones del Estado-nación para mantener la estabilidad, el pleno empleo y el Estado del bienestar en un mundo globalizado. En los países del área euro, la renuncia adicional al tipo de cambio como herramienta de estabilización favoreció una crisis y un ajuste aún más duros, de los que aún se está recuperando.

Baumol: es natural que los costes de educación y salud crezcan

El pasado 4 de mayo murió William Baumol (1922-2017). Forma parte del grupo de economistas que han estado en la lista corta de los premios nobel sin llegar a conseguirlo (como Tony Atkinson). Baumol fue un autor especialmente prolífico, escribió más de 40 libros y 500 artículos, además de ser un dotado artista, llegando a dar clases de talla de madera en la Universidad de Princeton, donde desarrolló su carrera como economista. Conviene recordar dos de sus principales contribuciones, porque se olvidan con frecuencia: (i) la enfermedad de los costes, que permite explicar por qué el crecimiento de los costes de servicios como la educación o la sanidad no es más que una consecuencia natu­ral del desarrollo tecnológico y el crecimiento a largo plazo, y (ii) el papel central del emprendimiento y la innovación para el crecimiento económico.

¿Aceptará Alemania las propuestas de Macron?

Esta es la pregunta que nos hacemos desde el 7 de mayo todos aquellos que llevamos euros en el bolsillo. Para empezar a buscar pistas, conviene recordar que no es la primera vez que el nuevo presidente francés trata de alcanzar una entente con Alemania para reforzar la Unión Monetaria. En noviembre de 2014, siendo ministros de economía, Macron y Sigmar Gabriel hicieron público el informe Reformas, inversión y crecimiento: una agenda para Francia, Alemania y Europa, escrito por Henrik Enderlein, director del Delors Institute-Berlin y Jean Pisany-Ferry.

Apuntes sobre estancamiento secular (III): Factores depresores de la demanda: la demografía

Tras repasar las características de la función de inversión en la hipótesis del Estancamiento Secular, potencialmente explicativas (con un importante matiz) de la evolución reciente de esa variable, entramos ahora en el núcleo de esta hipótesis: los factores que podrían estar presionando a la baja sobre la demanda agregada, frenando la inversión o elevando el ahorro (es decir, reduciendo el consumo).