Como veíamos, el análisis de la desigualdad está prestando una creciente atención a la desigualdad ente grupos de personas (desigualdad horizontal), que incluye la que se produce entre regiones, como complemento a la desigualdad interpersonal (o vertical). La constatación de la persistencia de la desigualdad regional cuestiona los postulados tradicionales que planteaban que, a través de un efecto de arrastre, las regiones más dinámicas remolcarían a las más atrasadas. Se añade además un problema adicional de desafección de las regiones menos avanzadas que pueden favorecer posiciones populistas en los procesos electorales. Las nuevas recomendaciones de política económica en este ámbito pasan por recuperar las políticas de desarrollo regional en Europa.