Paul Samuelson, uno de los economistas más influyentes de la segunda mitad del siglo XX, dijo de él que era economista de economistas y académico de académicos. Además, retó a cualquier economista informado a permanecer complaciente después de meditar sobre su ensayo Economía Analítica (1966). Muchos años antes de la economía del donut, Nicholas Georgescu-Roegen (G-R) llamó la atención sobre las bases biológicas del proceso económico y la necesidad de tomar en cuenta el uso cada vez más intensivo de recursos naturales finitos y el efecto de los residuos generados durante la producción. Su obra es una mina de ideas para los economistas; sin embargo, sigue siendo una figura marginal, sobre la que difícilmente oirá hablar un estudiante de la disciplina durante sus años de carrera.