En el último año la OCDE y el FMI han incorporado el presupuesto con perspectiva de género a su instrumental de vigilancia y recomendaciones de política económica, aplicándolo además tanto a economías avanzadas como en desarrollo. Si bien es un instrumento cuyo origen se traza a los años 80 en Australia, cabe esperar que, una vez se ha incorporado a la corriente principal de análisis económico de la que forman parte estas dos instituciones, la política presupuestaria con enfoque de género (es decir, que promueven la igualdad de género) empiece a ser un tema recurrente, como en su momento ocurriera con la política fiscal medioambiental. La instrumentación de la política fiscal de género tiene varios componentes principales: su desarrollo a través del ciclo presupuestario, su gobernanza y las políticas específicas de género. Por cierto, España está entre los países avanzados que destacan por tener más desarrollada esta política.