La economía de Estados Unidos ya no crece como antes. A juicio de quienes están tomando estas semanas posesión de sus cargos en Washington, D.C. una de las principales causas es el exceso de regulación en sectores como el financiero o el energético. Sin embargo, desde meses antes de las elecciones ya se acumulaban análisis que apuntan en otra dirección. El menor dinamismo empresarial, la debilidad de la inversión o el bajo crecimiento de la productividad serían, desde esta visión alternativa, resultado de un aumento del poder de mercado. Suena paradójico, dado que el sistema de defensa de la competencia estadounidense es uno de los más antiguos y eficaces del mundo. Aunque quizá no tanto, pues las empresas siempre tratan de buscar fórmulas más sofisticadas y legítimas de dominar el mercado.