La vacunación como bien público global

Esta semana los líderes del Banco Mundial, FMI, OMC y OMS han firmado una carta abierta conjunta en la que alertan de la flagrante desigualdad en el acceso internacional a las vacunas y hacen un llamamiento a la comunidad internacional para acelerar el proceso de vacunación y cobertura sanitaria en todos los países, como la mejor vía para contener la pandemia, lo que solo se conseguirá si se hace a escala global. Se trata de una iniciativa sin precedentes que se basa en el documento de trabajo de la economista jefe del FMI, Gita Gopinath, junto con Ruchir Agarwal, en el que estiman un coste de 50 mil millones de dólares para conseguir contener la pandemia a partir de la vacunación del 60 por ciento de la población mundial para finales de 2022, así como una adecuada provisión de material médico y de pruebas diagnósticas a escala global.

Los autores del documento reconocen la dificultad de sus estimaciones dada la incertidumbre asociada a la evolución de la pandemia, incluidas las variantes del virus y la producción de vacunas. En todo caso, realizan un intenso trabajo de documentación con la información actualmente disponible y supone una buena aportación para el debate político internacional y la búsqueda de una solución que solo puede ser global. Resulta de interés hacer eco de sus principales mensajes de manera esquemática:

Gran desigualdad en la distribución global de las vacunas. Estiman que al ritmo actual en 2021 se pueden administrar al menos 6 mil millones de vacunas que, con una adecuada distribución internacional, podrían cubrir hasta 3,500 millones de personas, el 45% de la población mundial, incluida la totalidad de la población de riesgo (mayores y con enfermedades de riesgo). El problema es la desigual distribución de vacunas: a finales de abril, menos del 1% de la población africana se ha vacunado frente al 40% en EEUU y el 20% en Europa (ver mapa abajo) y, para finales de año, los porcentajes de vacunación se mantendrán por debajo del 30% en África. Proponen alcanzar, al menos, una vacunación del 40% en todos los países para finales de 2021, lo que permitiría paliar la fase más grave de la pandemia –en concreto, proponen 4,000 millones de recursos adicionales para COVAX, eliminar las restricciones a la exportación de vacunas y materiales para elaborarlas y la donación de excedentes de vacunas –los países avanzados tienen alrededor de mil millones de vacunas por encima de las necesarias para vacunar al 75% de sus poblaciones.

Bien global con altos rendimientos globales. Su propuesta supone un paquete amplio de medidas, incluyendo la distribución de vacunas, la inversión para aumentar la capacidad de producción, las pruebas diagnósticas o las bases de datos sobre la COVID y sus variantes. En conjunto estiman un coste de 50 mil millones de dólares, de los cuales proponen que 35 sean donaciones (el G20 ya ha comprometido 22). Ahora bien, resaltan que se trata de una inversión especialmente rentable porque conseguiría un más rápido control global de la pandemia y con ello la reducción de los costes económicos y sociales que implica –estiman una mejora acumulada en el crecimiento global de 9 billones de dólares con el horizonte de 2025, de los cuales, un 40 por ciento revertirían en las economías avanzadas en términos de una recuperación económica más rápida (con el potencial hasta 1 billón de recaudación fiscal adicional).

Importancia de mejorar la comunicación sobre la pandemia y posibilidad de aplicar estrategias de vacunación parcial. Dado el período transitorio necesario para facilitar una vacunación generalizada, resaltan factores como las campañas de desinformación, la fatiga social o cuestiones culturales que dificultan aplicar medidas sanitarias o de distanciamiento social, lo que exige un esfuerzo de comunicación pública. Plantean también la posibilidad de unas estrategias de vacunación parcial (únicas dosis o dosis fraccionadas) como vía para alcanzar a un mayor número de población con razonables ratios de cobertura frente a la COVID. Un elemento importante pasa porque las Autoridades Reguladoras de medicamentos reconocidas por la OMS, en su mayoría de países avanzados, avancen en el análisis de las vacunas desarrolladas en países emergentes (Sputnik, Sinovac, Bharat, Cansino, Soberana) –si bien no hay incentivos porque no se van a usar estas vacunas en economías avanzadas, analizar su efectividad y, eventualmente, su reconocimiento es relevante para facilitar su uso en terceros países.

Vacunados a finales de abril de 2021 (porcentaje de la población con al menos una dosis)

Fuente: Agarwal y Gopinath