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Fintech: el nuevo marco tecnológico de las finanzas

Fintech o FinTech (abreviación del inglés Financial Technology) se aplica con carácter general al uso de tecnologías de la comunicación y la información en la provisión de servicios financieros. Su definición es amplia y engloba tres elementos principales interrelacionados, que resulta útil distinguir: (i) la fintech como tecnología, es decir, nuevos procesos tecnológicos aplicados a los servicios financieros; (ii) los nuevos productos y servicios financieros derivados de estos y (iii) las fintech, empresas de servicios financieros que ofrecen estos productos con nuevos modelos de negocio.

En sí, la aplicación de nueva tecnología forma parte del crecimiento natural de las empresas –piénsese en los ordenadores, los cajeros automáticos o las tarjetas de crédito–. La novedad aquí es la proliferación de nuevas aplicaciones tecnológicas y, sobre todo, su potencial para modificar los agentes que actúan en el sistema financiero, con la posible entrada de pequeñas startups, pero también de grandes empresas tecnológicas, las techfin, con las consiguientes implicaciones para la regulación y la supervisión financiera –donde entran en juego las regtech, sucumbiendo ya al abuso del anglicismo abreviado en este sector–.

Apuntes sobre estancamiento secular (X): Política fiscal-monetaria o «Helicopter money»

En la entrada anterior vimos que la política monetaria no convencional apareció como resultado de las limitaciones del enfoque tradicional de política monetaria, con una contribución sustancial para evitar la catástrofe, pero capacidad limitada para restaurar el dinamismo de la demanda agregada en un plazo razonable de tiempo. El prolongado periodo de estancamiento económico, y la aparente incapacidad de la política económica para recuperar la normalidad, dio alas a la idea del helicopter money o “dinero tirado desde helicópteros”. Una versión aérea, atribuida a Milton Friedman, de los célebres párrafos de la Teoría General de Keynes, donde éste recomendaba, ante situaciones de estancamiento persistente, ocultar billetes en minas abandonadas, para que su hallazgo y posterior gasto impulsasen la economía.

Fondo Monetario Europeo: tapando agujeros

En el debate general sobre el futuro de Europa el principal frente de controversia es el que tiene que ver con cómo reforzar la financiación pública. Cuando se entra en los asuntos del dinero, al final se llega a los dos mismos baches: el principio de no rescate sustentado en los tratados de la UE y las reticencias, lideradas por Alemania, a cualquier reforma que afecte a los propios recursos de los países (a sus contribuyentes). En otras palabras: que cada país resuelva sus problemas con sus propios recursos. Reforzar el MEDE, reconvirtiéndolo en un Fondo Monetario Europeo –FME, propuesta original de Gros y Mayer, reimpulsada por la Comisión Europea‒, podría ser una solución intermedia para salvar estos obstáculos, pero debe ponerse especial cuidado en el diseño de su gobernanza y de sus políticas de supervisión y de préstamo para que permita efectivamente resolver el vacío fiscal del actual diseño de la UEM.

Apuntes sobre estancamiento secular (IX): Implicaciones de política monetaria

Mencionábamos en una entrada anterior que en coyunturas económicas de crecimiento reducido, inflación cercana a cero, tipos de interés muy bajos y expectativas decaídas –recuérdese que hablamos de los últimos años, no sólo de los últimos meses–, la política monetaria tradicional sería probablemente inefectiva. Y eso es exactamente lo que hemos visto en tiempos recientes, acentuado por la falta de apoyo de la política fiscal. No es de extrañar, por tanto, que en este contexto hayan aparecido instrumentos de política monetaria no convencionales.

Apuntes sobre estancamiento secular (VIII): Implicaciones de política fiscal

El cuadro macroeconómico descrito en entradas anteriores hace a priori muy recomendable la utilización de la política fiscal. Ante la atonía o reducción de la demanda agregada, y su falta de respuesta a la política monetaria tradicional, un instrumento como este, capaz de elevar el nivel de gasto de manera directa, es –según los cánones económicos– el ideal. ¿Por qué?

La debilidad de la educación en España en cinco gráficos

Periódicamente salen los resultados de distintos informes y estadísticas internacionales sobre la educación, el último, el informe Panorama de la Educación 2017 de la OCDE. Los resultados son recurrentes, con carácter general, España ocupa lugares bajos, inferiores a los países de nuestro entorno, en las tres principales (e interrelacionadas) dimensiones de la educación: acceso (tenemos un abandono escolar muy elevado y predominio de formación primaria), gasto (es escaso) y calidad (baja para nuestro nivel de desarrollo). La mejora de la educación es una asignatura pendiente central para nuestro sistema económico y social, necesaria para sostener el crecimiento de la productividad en una economía cada vez más basada en el conocimiento, y para mejorar la igualdad de oportunidades y el bienestar de nuestra sociedad. A modo de síntesis se recupera en cinco gráficos los principales indicadores internacionales que reflejan la debilidad de nuestro sistema educativo.

Apuntes sobre estancamiento secular (VII): Otros factores depresores de la demanda

Vistos ya los cuatro grandes factores que podrían estar deprimiendo la demanda agregada (demografía, tecnología, factores financieros, desigualdad), pasamos a revisar algunos otros, tratados de forma más breve pero no necesariamente menos importantes, como la posibilidad de que la globalización haya agotado sus efectos expansivos, el papel de los conflictos bélicos en la demanda agregada o la consolidación de nuevos modelos laborales.

Jackson Hole: una globalización justa, segura y equitativa

El simposio de política económica de Jackson Hole organizado por la Reserva Federal de Kansas City los finales de agosto marca el inicio del curso escolar para los banqueros centrales y ministros de economía. Este año, el tema central ha sido el fomento de una economía global dinámica, con varias sesiones centradas en la necesidad de medir mejor el impacto de la globalización y de compensar sus efectos. Probablemente, la mejor síntesis la ha dado Mario Draghi en su discurso, en el que señala que los gestores de política económica deben afrontar tres retos principales ante la globalización, debe ser: justa, segura y equitativa.

Apuntes sobre estancamiento secular (VI): la distribución de la renta como depresor de la demanda

En entradas previas se han repasado algunas causas probables del menor crecimiento mundial en los últimos años/décadas: la demografía (aquí), los avances tecnológicos (aquí) y la crisis financiera (aquí). De carácter estructural y proyección en el medio-largo plazo, en el caso de las dos primeras, y por tanto más estrechamente vinculadas a las tesis de estancamiento secular; de naturaleza más coyuntural y enfocada en el corto-medio plazo, en lo referido a la crisis financiera, sugiriendo potencialmente un bache temporal en el crecimiento de los países desarrollados, que se podría superar en cuanto las consecuencias de la crisis terminasen de digerirse.

Otra causa frecuentemente mencionada de la ralentización de la economía mundial es la creciente desigualdad en la distribución de la renta, que dada la mayor propensión al ahorro de los grupos sociales más pudientes generaría un lastre sobre la demanda agregada.

De corregir el mercado a orientarlo

Como hemos abordado en otras entradas (aquí o aquí), economistas bien conocidos están planteando nuevos desarrollos teóricos que cuestionan parte de los cimientos del análisis económico neoclásico, tratando de proponer un nuevo marco teórico y dando lugar a nuevas recomendaciones de política económica. Varios de estos desarrollos se presentan en foros académicos de primera línea con especial incidencia entre los gestores de política económica, entre ellos, en la conferencia insignia del BCE, su foro de banca central, que viene celebrándose desde 2014 en Sintra, Portugal, y que este año (finales de junio pasado) ha estado dedicado a la inversión y al crecimiento en economías avanzadas. Destacan dos aportaciones que apuntan en la dirección de un sector público más activo que intervenga para orientar el mercado (más allá de corregir sus fallos): la alerta de Ben Bernanke de que el crecimiento puede no ser suficiente y la aportación de Mariana Mazzucato sobre el papel central de la financiación pública para la innovación y la creación de nuevos mercados.