Etiqueta: Política comercial

India y la grandeza insatisfecha

El G20, el foro multilateral compuesto por 19 países más la Unión Europea –y al que se pronto se unirá otro bloque, la Unión Africana–, ha celebrado su cumbre anual en Nueva Delhi, en medio de un escenario geopolítico convulso. La organización de la reunión de los grandes líderes mundiales ha elevado el perfil político de India, un país que aspira a liderar el “Sur Global” y hacer sombra a China. Esto, sin embargo, no será fácil.

¿Un arancel europeo al carbono?

La presidenta electa de la Comisión, Ursula von der Leyen, tiene una ambiciosa agenda en cambio climático, y ha encomendado al futuro Comisario de Comercio, el irlandés Paul Hogan, “el diseño e introducción, en colaboración con el Comisario de Economía, de un arancel sobre las importaciones de carbono que sea plenamente compatible con las reglas OMC”. Todo un desafío.

La bicoca del arancel

El inquilino de la Casa Blanca ha vuelto a darse un atracón de aranceles. Frente a la expectativa de que las negociaciones de los últimos cuatro meses terminarían en un acuerdo con China, el presidente decidió elevar el tipo de los aranceles aplicados sobre 200.000 millones de importaciones desde el 10% al 25%. Así, el arancel medio sobre las importaciones chinas ha subido hasta el 18%; si se llegara a consumar la amenaza de extender este mismo tipo arancelario al resto de las importaciones chinas (aproximadamente 300.000 millones de dólares, entre los que destacan los bienes de consumo), el arancel medio llegaría al 28%, un nivel muy próximo al del infausto arancel Smoot-Hawley de 1930. Resulta difícil evaluar las consecuencias económicas de esta nueva escalada (China ha vuelto a responder subiendo los aranceles a 60.000 millones de exportaciones de EEUU). La furia arancelaria de 2018 no truncó la buena marcha de la economía estadounidense; pero ya sabemos que los efectos de los impuestos pueden no ser lineales. ¿Qué cabe esperar?

Comercio y empleo en Europa y España: el papel de las exportaciones de servicios en Modo 5

El empleo sostenido por las exportaciones de bienes y servicios al resto del mundo en la UE creció nada menos que un 67% desde 1995 hasta 2011. El caso español resulta destacable, ya que el crecimiento se duplicó, dando soporte a 1,6 millones de puestos de trabajo en España en 2011. Dada su importancia, en una reciente publicación [1] quisimos explorar dos ideas claves en la composición de las exportaciones de servicios y su contribución al empleo. En primer lugar, la comerciabilidad de los servicios y, en segundo lugar, la “servificación” de las actividades industriales. Se entiende por “servificación” la incorporación de servicios (por ejemplo diseño, software etc.) en la producción de bienes industriales. Esta realidad supone que las exportaciones de bienes industriales incorporan también exportaciones indirectas de servicios, lo que se ha denominado exportaciones de servicios en modo 5, en una referencia directa a los modos tradicionales de suministro del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS).  Del tratamiento específico de los servicios de modo 5 se derivan reflexiones relevantes de política comercial que ayudarían a enmarcar y adaptar la regulación sobre el comercio internacional al creciente cambio tecnológico.

El Estado social del futuro solo podrá ser europeo

El reciente surgimiento de los populismos a ambos lados del espectro político (y a ambas costas del Atlántico) refleja en cierta medida la crisis ideológica de las corrientes políticas del siglo XXI. Tras un fin de siglo XX convulso que asistió a la caída del muro de Berlín, el desmoronamiento de la URSS, la expansión económica de China y un fuerte impulso de la globalización espoleada por las tecnologías de la información y las comunicaciones, la primera década de este siglo no trajo un período de prosperidad, sino una gran recesión que ha puesto en evidencia las limitaciones del Estado-nación para mantener la estabilidad, el pleno empleo y el Estado del bienestar en un mundo globalizado. En los países del área euro, la renuncia adicional al tipo de cambio como herramienta de estabilización favoreció una crisis y un ajuste aún más duros, de los que aún se está recuperando.

Trump y el reflejo de Hoover

En el año 1928 una gran parte de la población de Estados Unidos se sentía descontenta. La tecnología y la globalización habían puesto a los agricultores en una precaria situación: los vehículos de motor habían desplazado a los animales de carga y generado un excedente agrícola que presionaba a la baja precios y salarios, y al que no podía darse salida por el competitivo precio de las importaciones, que se percibían como una amenaza.

En paralelo, la inmigración mexicana se consideraba un problema. A los numerosos mexicanos que decidieron quedarse en los territorios incorporados a Estados Unidos tras la guerra de 1848 se sumaron los exiliados y desplazados por la revolución mexicana de 1910-1920. Muchos trabajaron en la minería, la industria o los ferrocarriles y favorecieron la expansión americana, pero con la crisis de 1920-21 comenzó una agresiva campaña anti-inmigración que se tradujo en 1924 en la creación de una Patrulla Aduanera en la frontera con el país vecino (el muro no comenzaría a construirse hasta setenta años después).

La política comercial en la era Trump

La incertidumbre y la precipitación han marcado los primeros pasos de la política comercial en la era Trump: órdenes ejecutivas, mensajes confusos luego matizados, mezcla de churras (reforma impositiva con ajustes en frontera, aranceles) con merinas (financiación del muro con México) y escasa argumentación económica. No obstante, quizás ya es momento de hacer unas primeras reflexiones sobre las líneas maestras de la política comercial apuntadas por el presidente Trump y su principal asesor en materia comercial, Peter Navarro –catedrático de la Universidad de California y director del nuevo Consejo Nacional de Comercio–, conocido por sus polémicos libro y documental en los que denuncia el perjuicio que China ha causado a la industria nacional.