Cadenas de valor globales y concentración geográfica

El último trabajo de Pol Antràs, en coautoría con Alonso de Gortari, trata sobre la geografía de las cadenas de valor globales (GVCs, Global Value Chains), aún preliminar. Es un tema sobre el que se ha escrito recientemente en este blog, como en esta reseña del último libro de Richard Baldwin o esta entrada sobre el comercio de servicios.

En su trabajo Antràs define la cadena de valor como una serie de fases en la producción de un bien o servicio donde cada etapa añade valor sobre la anterior (siguiendo la “curva de la sonrisa”). La innovación que busca el trabajo de Antràs y de Gortari es la inclusión de fricciones en forma de costes del comercio.

Apuntes sobre estancamiento secular (II): La inversión y el suelo a los tipos de interés

En la entrada anterior relacionamos las tesis sobre el estancamiento secular con la concepción keynesiana ortodoxa de la función de inversión, intrínsecamente inestable y difícilmente estabilizable vía política monetaria. Pero esta no es la única interpretación posible de lo sucedido en los últimos años. Una visión alternativa (y, todo hay que decirlo, mucho más extendida entre la profesión) sostiene que la inversión sí es estabilizable por la política monetaria; lo que sucede es que ésta se ha topado con el límite inferior cero de los tipos de interés, por debajo del cual tiene graves dificultades para inducir impulsos expansivos en la economía.

Globalización, cadena de valor y comercio de servicios

El desarrollo económico de un país suele llevar aparejada la transformación de su sistema productivo desde la agricultura a la industria, y desde esta a los servicios. Hoy en día más de dos tercios del PIB y del empleo de los países desarrollados es generado por el sector servicios. Sin embargo, curiosamente, cuando se piensa en el comercio mundial se sigue pensando más en términos de bienes que de servicios. El presidente Trump no está obsesionado con la balanza de bienes y servicios, sino con el déficit comercial bilateral con China, México o Canadá, y cuando muchos ciudadanos se imaginan un acuerdo comercial (NAFTA, TTIP, TPP) suelen identificarlo –aunque no sea así– con bienes, industrias y aranceles.

Alguien podría pensar que es una cuestión puramente cuantitativa: en 2016 el comercio mundial de servicios ascendió a 4,7 billones de dólares, mientras que las exportaciones de bienes ascendieron a 15,46 billones. Pero lo que no todo el mundo sabe es que tras estas cifras se esconde una realidad diferente, en la que los servicios tienen una importancia mucho mayor de la que reflejan las estadísticas.

Teresa vs. Ángela: Brexit o el Juego del Gallina

A pesar de la complejidad y de las múltiples aristas que esconde el proceso de negociación del Brexit, han sido varios los analistas que se han preguntado si la Teoría de Juegos es capaz de proporcionar un marco analítico interesante para caracterizarlo y llegar, en su caso, a predicciones con las que enriquecer el debate (ver análisis en este sentido: aquí, aquí, aquí o aquí).

Para sentar las bases del juego debe empezarse por establecer sus elementos básicos: los jugadores, las estrategias disponibles a cada uno de ellos y los pagos o consecuencias que resultarían de cada par de estrategias. El paso final es resolver el juego, que dependerá de cómo esté configurada la acción, del nivel de información disponible y de la naturaleza de las tensiones estratégicas entre los jugadores.

Cuando los modelos macro te abandonan

En una conferencia de prensa en 2010, Trichet se lamentó de que los modelos macroeconómicos convencionales le habían abandonado durante la crisis. Greenspan ya había admitido dos años antes ante el Congreso que había encontrado un fallo en su modelo de la economía. Estas dos inusuales muestras de sinceridad por parte de dos banqueros centrales ortodoxos ejemplifican el desgarro que supuso la crisis para la macroeconomía. Lo que ocurrió fue lo más cercano a un experimento natural y la teoría convencional, materializada en estos modelos, simplemente falló.

La macroeconomía se encuentra desde entonces en estado de efervescencia crítica, con nuevas perspectivas de investigación y crecientes discusiones sobre el método.

También el FMI: desigualdad, género y cambio climático

El Fondo Monetario Internacional acaba de terminar sus reuniones de primavera. En su comunicado, además de la no condena al proteccionismo (que es ya una constante de los comunicados de foros internacionales desde la entrada de la nueva administración en EEUU), destaca el énfasis que se pone en la inclusión. En efecto, desde hace ya un tiempo, el Fondo está poniendo el foco en aspectos como la desigualdad, la política de género o el cambio climático. Se trata de una tercera ola en la revisión del viejo Consenso de Washington, tras la reformulación de la  efectividad de las políticas macroeconómicas (que analizábamos aquí) y la incorporación al análisis sistemático del Fondo de las reformas estructurales.

¿Dónde está el Coste del Capital Unitario?

Siempre que se habla de la competitividad de una economía se dice que hay que ligar los salarios a la productividad, o que hay que mantener el coste laboral unitario. Tiene sentido: unos costes laborales que aumenten sistemáticamente por encima de la productividad terminarán por encarecer el producto o comerse el beneficio y hacer el negocio no sólo poco competitivo, sino ruinoso. Pero como todo en economía, los matices son muy importantes y cuando hablamos del coste laboral unitario hay que saber bien de qué estamos hablando (y de qué no).