El malestar latinoamericano

El año que está a punto de acabar va a ser el peor para la economía mundial desde la crisis financiera. Al hacer el recuento de las áreas más damnificadas, llama la atención el pobre desempeño económico de América Latina. Se sabía de la situación calamitosa de la economía venezolana y se temía que Argentina volviera a descender a los infiernos de la crisis cambiaria por su incapacidad para mantener la estabilidad monetaria. Lo que resulta más sorprendente es la atonía de México, o las dificultades de Brasil para dar por superada su recesión. Las protestas que en estas últimas semanas y meses han estallado en Chile, en Bolivia y en Colombia apuntan a que existen corrientes de insatisfacción social de fondo, que van más allá de la coyuntura macroeconómica. Pero como elemento de juicio para empezar a entender lo que está ocurriendo puede ser útil caracterizar la situación económica con un poco de perspectiva.

¿Un arancel europeo al carbono?

La presidenta electa de la Comisión, Ursula von der Leyen, tiene una ambiciosa agenda en cambio climático, y ha encomendado al futuro Comisario de Comercio, el irlandés Paul Hogan, “el diseño e introducción, en colaboración con el Comisario de Economía, de un arancel sobre las importaciones de carbono que sea plenamente compatible con las reglas OMC”. Todo un desafío.

El presupuesto del bienestar

Hay un amplio consenso en Economía en que las consideraciones de eficiencia no son suficientes para diseñar y evaluar las políticas económicas, sino que estas deben analizarse a partir de un marco más amplio que tenga en cuenta su impacto sobre la equidad, la inclusión o el bienestar de los ciudadanos. Los principales organismos internacionales que vigilan las políticas económicas de los países llevan ya años impulsando este enfoque, en especial la OCDE, que lanzó su Iniciativa para una Vida Mejor en 2011, y, en los últimos años, también el FMI. Este año, el gobierno de Nueva Zelanda ha logrado aprobar el primer presupuesto del bienestar, que la comunidad internacional está observando con interés, al ser el primer intento de plasmar el objetivo del bienestar en la política presupuestaria.

La reforma del euro sigue pendiente

El sesgo de lo reciente es un sesgo cognitivo que nos lleva a sobreponderar la importancia de eventos recientes en detrimento de los lejanos, y a considerar estos últimos como más improbables. Por eso nos olvidamos de que el nacionalismo llevó a Europa a guerras terribles hace menos de cien años, o que las deficiencias del euro facilitaron una terrible crisis hace casi una década. Comprobamos con melancolía que errar es humano, pero que persistir en el error es más humano todavía. Y también muy peligroso.

¡Son los valores, estúpido!

En semana de elecciones, no está de más reiterar que no hay recetas de política económica objetivas, solo pueden entenderse desde los valores que las inspiran. Las propuestas de políticas económica son, en esencia, ideológicas, más aun, la literatura reciente sobre “economía política” ‒es decir el contexto institucional y político que condiciona el tipo de políticas que se impulsan y su posibilidad de éxito y aceptación social‒ también centra su análisis en los valores de los ciudadanos como el principal determinante, en última instancia, de las restricciones institucionales para las reformas de política económica.

¿Debe preocuparnos la automatización?

La conversación económica de este otoño sigue marcada por la evaluación de los daños de la guerra comercial y la Brexitología. Pero hay otros debates que tratan de arrojar luz sobre la naturaleza e implicaciones normativas de las transformaciones que nos afectarán, más allá de las veleidades de repliegue nacional actuales. Una de las cuestiones más trascendentes es el impacto del cambio tecnológico de la robótica y la inteligencia artificial (IA) sobre el empleo, los salarios según el nivel de la cualificación y la desigualdad. A finales de septiembre se celebró en Toronto una conferencia del National Bureau of Economic Research (NBER) sobre Economía de la IA. Unos días antes, el Grupo de Trabajo del Massachusetts Institute of Technology (MIT) sobre el Trabajo del Futuro publicó un informe con los resultados preliminares de su investigación. Se trata de un buen avance de cuál es el marco de análisis y la evidencia en este estadio preliminar del proceso.

El continente africano como zona de libre comercio

Aunque muchos lo consideran un “sueño imposible”, hay algunas señales positivas sobre la construcción de una África unida desde el punto de vista comercial. En efecto, la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio del Continente Africano (AfCFTA) o Zona de Libre Comercio (ZLEC) el 7 de julio de 2019 constituye un hito indiscutible en este continente, que hasta ahora estaba dividido en bloques regionales. Con la confirmación de la entrada en este proyecto de Nigeria, la mayor economía africana, la iniciativa cobra sin duda un mayor alcance.