La teoría monetaria de Maradona

Como homenaje a Maradona, resulta interesante recordar el uso del mejor gol de la historia como símil sobre la naturaleza de la política monetaria. Lo introdujo en 2005 el entonces gobernador del Banco de Inglaterra, Marvin King, quien utilizó el gol para describir lo que etiquetó como la teoría de Maradona de los tipos de interés. El símil se ha vuelto a emplear después, tras la crisis financiera global, para explicar con carácter más general, las ventajas para el banco central de tratar de incorporar las expectativas de los agentes en el propio diseño de la política monetaria. Por seguir con el juego de los vínculos con la economía, además de la gestión de las expectativas, probablemente, la principal lección que nos deja Maradona es la importancia del liderazgo en los objetivos de política económica.

Recurriendo al partido Argentina contra Inglaterra en los de cuartos de final del mundial de 1986 (el 22 de junio), King planteaba que el primer gol de Maradona, la mano de D10S, representaba la vieja política monetaria de la mística y el misterio, en las que los bancos anunciaban políticas repentinas para sorprender a los mercados (en este caso, una mano inesperada, contra las normas, que sale bien). Sin embargo, el segundo gol [el mejor de la historia] reflejaría la nueva tendencia de la política monetaria de aprovechar las expectativas de los agentes. Maradona recibe la pelota en propio campo (cerca del medio campo) y, casi en línea recta, conduce el balón hasta la portería rival y marca gol, deshaciéndose en el camino de cinco jugadores ingleses, incluido el portero.

King destacaba que Maradona consiguió ir prácticamente en línea recta y quebrar a los defensores ingleses porque estaban esperando que regateara a izquierda o a derecha. Es decir, los defensores se mueven en función de las expectativas, de la misma manera que los mercados actúan en función de las expectativas que tienen sobre la actuación del banco central. Enfatiza que los tipos de interés esperados son tan importantes como los propios niveles de los tipos en cada momento y que el banco central puede aprovechar su influencia sobre las expectativas de los agentes y , por tanto, sobre su comportamiento,  para mejorar la efectividad de la política monetaria –en concreto, utiliza el ejemplo de cómo en 2002, los tipos oficiales se mantuvieron estables, pero la política monetaria mantuvo su efectividad gracias a la influencia sobre las expectativas de los agentes (a medida que se retrasaba la recuperación económica, los mercados difirieron en el tiempo el aumento esperado de los tipos de interés). Para poder aprovechar las expectativas, la política monetaria tiene que mantener la credibilidad y una estrategia que sea consistente con el objetivo inflacionario.

El mismo símil ha sido utilizado para el famoso “haremos lo que sea necesario”, de Mario Draghi, de forma que el simple anuncio del BCE de la firme defensa de euro, modificó las expectativas de los agentes, frenando la especulación sobre el euro y, con ello, reduciendo la necesidad de actuar en el mercado. De hecho, tras la crisis financiera global, la comunicación y orientación (forward guidance) sobre la senda prevista de los tipos de interés o de las operaciones de compra de activos (quantitative easing), se ha convertido en un instrumento más de la propia política monetaria.

Por supuesto, el símil puede adaptarse a cualquier política económica donde las expectativas jueguen un papel central. Por ejemplo, al plantearse la importancia de actuar pronto y sobrereaccionar ante las crisis para generar confianza y con ello facilitar la recuperación. En el contexto actual de aumento en los niveles de deuda para sostener la economía y atender a las necesidades que ha creado la COVID-19, se plantea dar paso a un enfoque más dinámico de la política fiscal (una suerte de forward guidance fiscal), generando expectativas sobre un ajuste a medio plazo, a medida que se resuelva la pandemia.

Pero quizás el ejemplo que primero viene a la mente al pensar en Maradona es su capacidad de liderazgo en el campo. Probablemente, en el imaginario colectivo, las principales gestas que se recuerdan de él es que consiguió ganar el Mundial de 1986 para Argentina, que casi gana el de 1990 y que hizo campeón de la Serie A italiana al Nápoles por primera vez en su historia en 1987 (y de nuevo en 1990, sus dos únicos títulos). Más allá de los goles (otros jugadores han sido más efectivos) y su genialidad, queda una imagen de garra, involucración y asunción de la responsabilidad en los momentos complicados. Esto cimentaba un liderazgo basado en el ejemplo y la autoridad que le permitía tirar de sus compañeros hacia el objetivo común de la victoria, el tipo de liderazgo que es necesario en cualquier ámbito, incluida la política económica.

Sin duda, es cuestión de gustos y, seguramente, de generación (marcada por la adolescencia); por genialidad con el balón, emociones que ha generado y liderazgo, Maradona, ha sido el mejor jugador de la historia.

 

1 comentario a “La teoría monetaria de Maradona

  1. 30/11/2020 de 17:10

    Buen artículo, gracias.

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